Veolia, a por la calefacción urbana
Empresas | Energía
La compañía francesa presenta un plan para transformar y descarbonizar redes que abastecen a las ciudades
Estelle Brachlianoff, consejera delegada de Veolia
El gigante francés Veolia, con negocio en la gestión del agua, los residuos y la energía, pone la atención en este último capítulo para crecer en redes de calefacción urbana. La compañía participada por Criteria Caixa ve una oportunidad de negocio en las infraestructuras que llevan calor a las ciudades y sus viviendas, sobre todo en el este europeo.
Poznan marca el camino. Desde la urbe polaca, con termómetros gélidos de testigo, Veolia presentó la semana pasada su plan para crecer en el segmento. Allí acaba de inaugurar una planta de cogeneración que resume la estrategia, combinando energía más limpia y suministro a los hogares, incide Estelle Brachlianoff, consejera delegada de Veolia. La directiva pone la firma en Ecothermal Grid (Red Ecotérmica), como ha bautizado a su propuesta para una calefacción neutra en carbono, en la que combinaría varias fuentes de energía, técnicas de recuperación de calor o IA para calentar las ciudades. La apuesta es cambiar la fuente de energía en las redes urbanas ya existentes por alternativas más eficientes, e instalar unas 100% renovables en las que impulse desde cero. Con la propuesta quiere atacar sobre todo redes de menor tamaño, para capturar un negocio adicional de 350 millones de euros para el 2030. Veolia afirma que la descarbonización es rentable. Habla de tasas de retorno de la inversión del 10% anual, gracias a la reducción de costes fijos o la mayor eficiencia. Esta se puede ir a cifras más altas (de hasta el 17%) si se combina producción y distribución.
Alemania, Polonia, la República Checa, Eslovaquia y Hungría se ven como los grandes mercados
La compañía ya opera unas 500 redes de calefacción en Europa, de las que quiere eliminar el carbón en el 2030. Acumulaba unos 700 millones invertidos en transformaciones antes de lanzar el plan. Asegura que gracias a ello se logra una generación de la energía más cercana y soberana, tras las crisis de precios que han seguido a la invasión de Ucrania. Para poner ejemplos hay que mirar al este. La empresa acaba de inaugurar nuevas instalaciones en la planta de Poznan, con calderas de gas más eficientes que permiten reducir el uso del carbón, aún muy presente en el país. Las modernas unidades a gas, con una capacidad térmica de 214 MW y eléctrica de 114 MW, pueden funcionar con biometano e hidrógeno. Con un extenso entramado de tuberías, esta planta de cogeneración abastece el 60% de la demanda de la red de calefacción urbana de Poznan, donde viven medio millón de personas.
Aunque en España es algo menor, hoy el 13% de la calefacción en Europa se consume a través de redes urbanas, que conectan los centros de generación con las casas y edificios con redes kilométricas de tuberías. Unos 80 millones de ciudadanos están conectados, con la previsión de que se sumen 17 millones más para el 2030. Empujados por la regulación o la inestabilidad del mercado energético, Alemania o Francia tienen como objetivo doblar sus redes, Reino Unido multiplicarla por seis y Polonia incrementarla un 70%, todos con plazos entre el 2030 y el 2050. Se irá a más: el mercado de calefacción urbana está valorado en 60.000 millones de euros, y se espera que salte a 80.000 millones en el 2030.
En el camino, uno de los retos es reducir la dependencia de los combustibles fósiles, hoy presentes en el 56% generado. Con el contexto a favor, “queremos ser el primer operador en calefacción urbana de Europa en el 2030”, expone Brachlianoff. Hoy es la segunda, con una cuota que ronda el 10%, a poca distancia de la cabeza. Para crecer, la directiva pide más facilidad para los desarrollos energéticos, con una mejora de la legislación y sobre todo plazos más cortos desde las administraciones. Algo que han encontrado en Poznan. “Buscábamos ser de los primeros”, expuso el alcalde Jacek Jaśkowiak.
En España, con unas temperaturas más suaves, la solución apunta hacia el terreno industrial
En la apuesta de la calefacción urbana, la compañía ve mayor potencial en Alemania, Polonia, la República Checa, Eslovaquia y Hungría. Son los mercados prioritarios. Por la climatología, España entra en el capítulo de “complementarios”. Sin tanto frío como en otros países europeos, Veolia cree que hay más posibilidades del calor en usos industriales. “España no es tan relevante por el clima”, comenta la directiva. Así, sería una parte menor del nuevo negocio agregado.
Las oportunidades en España van por otros lados. Aquí Veolia cuenta con un negocio de 2.600 millones, según los datos más recientes, del 2023. La energía aportó el 20% de los ingresos. Para crecer, apuntan más al negocio de la gestión del agua –donde destaca Agbar– o la eficiencia energética. De hecho, en los últimos doce meses ha invertido 150 millones de euros en comprar media docena de compañías del sector de la eficiencia energética industrial y el suministro de energía. Entre ellas se cuenta la catalana Imartec, con otras adquisiciones en Andalucía o Castilla y León.
El desafío de las ciudades
Calor, ciudades y emisiones van muy ligadas. Con unas urbes que no paran de crecer en tierras europeas, “el calor ya representa el 50% de la energía consumida en Europa, y las áreas urbanas ya generan el 80% de las emisiones de CO₂, lo que convierte la descarbonización del calor urbano en una prioridad clave”, señalan desde Veolia. La misión pasa por romper el esquema de más crecimiento, más emisiones, a la vez que se persigue una mayor independencia energética. Además de una mejora en los plazos para aprobar los proyectos, la compañía echa en falta un mayor impulso de los fondos para el desarrollo de proyectos, con atención especial a la geotermia, y un “marco regulatorio estable y predecible para asegurar inversiones a largo plazo”.