Todos conocen el cortometraje de los hermanos Lumière de 1896 sobre un tren que llega a la estación de La Ciotat. No tantos han presenciado el cortometraje de Louis Le Prince, también francés, del paseo por el jardín de Roundhay. Filmado en 1888, constituye la primera película de la historia. Sus escasos 20 fotogramas, que duran 1,66 segundos, retratan a la suegra, el hijo, el cuñado y una amiga de Le Prince paseando de manera peculiar en su jardín de Roundhay, en Leeds. El hecho de que fueran plenamente conscientes de estar siendo grabados los designa como los primeros intérpretes cinematográficos de la historia. Le Prince, y quizás su familia de actores, habrían alcanzado un éxito comparable o superior al de los Lumière o Edison. Sin embargo, se desvaneció en el tren que lo transportaba de Dijon a París, justo en el momento en que iba a registrar su sistema de filmación. Actualmente, su cortometraje está disponible en línea con una búsqueda sencilla. ¿Realmente?
Al buscar “Roundhay Garden” en YouTube, se obtienen miles de resultados. Se resalta la obra de Denis Shiryaev, un creador digital, youtuber y desarrollador ruso célebre por sus restauraciones de películas históricas mediante inteligencia artificial. En el video, Denis detalla meticulosamente la transformación digital de las imágenes, su corrección, el aumento de la calidad a 4K y la inserción de cuadros intermedios para alcanzar los 60 cuadros por segundo en contraste con los 12 iniciales. El cortometraje aumentó de 20 fotogramas iniciales a 250. El resultado es excelente y le animo a que lo aprecie, tanto la conclusión como la descripción de cómo se llegó a ella. Sin embargo, lo que observamos en YouTube no es el cortometraje de Le Prince, sino una recreación que la inteligencia artificial, bajo la guía del creador, ha producido. Los rostros de los actores cinematográficos pioneros han sido restaurados mediante una red neuronal especializada, lo que permite su perfecta identificación. Pero, ¿podemos tener la certeza de que esas eran efectivamente las semblanzas de los parientes de Le Prince? Continuando con el tema, tampoco podemos tener la certeza absoluta de si lo que observamos en los 230 fotogramas adicionales sucedió en realidad. Parece que siguen una secuencia de eventos que se alinea con nuestra percepción, pero desde una perspectiva científica, no podemos asegurar que así haya ocurrido. La prueba más evidente de que esto no es el material original es que también podemos escucharlo; en particular, se oyen los pájaros que Le Prince, por motivos evidentes, no capturó en audio.
Lo he presenciado en numerosas ocasiones y siempre me ha provocado sentimientos encontrados: por un lado, asombro; la labor es inmensa, metódica y exhaustiva. Por otro lado, remordimiento: ¿cuán ético resulta crear estadísticamente píxeles que las tomas originales carecen? La restauración de una película es una tarea, su reconstrucción mediante IA, es distinta.
Cuestión ética
¿Cuál es el límite ético al emplear inteligencia artificial para revivir eventos pasados? ¿Es correcto generar digitalmente componentes visuales que no estaban presentes en las fotografías originales?
Dado que la respuesta no es sencilla y este suplemento dominical no dispondría de suficiente espacio para abordarla en toda su magnitud, se me ocurrió comparar el cortometraje con los lineamientos de la guía publicada recientemente Guía para la utilización de sistemas de IA generativa . Dicha guía es una iniciativa de los académicos Tim Smithers, de Teaching and Strengthening Research, y Ramon López de Mántaras, del Instituto de Investigación en IA del CSIC. Es precisamente este último quien me remite la guía en su formato 2.09 (la cifra de versión y revisión señala la considerable repercusión que está obteniendo).
La guía presenta nueve directrices diseñadas para orientarnos sobre cómo, cuándo y con qué propósito emplear la IA generativa, además de si su uso es apropiado. Estas directrices pueden servirnos para verificar si nuestras acciones son correctas; en mi situación particular, para determinar si Denis había procedido adecuadamente, o dicho de otra manera, si podía revisarlo con total tranquilidad.
Un conjunto de computadoras, conocido por las siglas AI, que corresponden a Artificial Intelligence (Inteligencia Artificial).
Uno. No emplees la IA generativa para pensar en tu lugar. Parece que Denis no delegó la toma de decisiones a la IA; simplemente le encomendó la tarea tediosa y de bajo valor de crear píxeles y secuencias. Dos. No la emplees para producir lo que debes elaborar tú. Shiryaev nunca se atribuye la autoría del cortometraje, siendo el Príncipe el único y último responsable de su creación. Tres. No confíes en un sistema de IA generativa como si fuera una fuente de información fidedigna. En su video, Shirayev detalla el procedimiento, el cual jamás se realiza sin supervisión y siempre bajo su atenta vigilancia. Cuatro. No la emplees para entender aquello que te corresponde asimilar por ti mismo. Además, no parece haber inconveniente alguno: es Shirayev quien se encarga de buscar las imágenes originales, las sitúa en su contexto y, una vez que ha logrado una comprensión sólida, procede a su restauración. El punto número cinco de las directrices lo omito, ya que se refiere a los chatbots. Seis. Aprovéchala para realizar o para que te asista en tareas que dominas. Si carecemos de una comprensión adecuada de nuestras acciones, nos resultará imposible confirmar la validez del resultado. El cortometraje restaurado no es un ejemplo de esto; su creador domina los procedimientos, y verificar que el resultado sea una réplica exacta del original resulta sencillo. Siete. Mejora, potencia y resguarda tus capacidades. Al no delegar ninguna determinación crucial del proyecto de restauración, Shiryaev no corre el riesgo de mermar sus aptitudes; únicamente ha transferido a la IA generativa tareas monótonas y de escaso valor. Ocho. Nunca emplees en la entrada de ningún sistema de IA generativa material, visual, auditivo o sonoro, que haya sido producido y creado por terceros sin su debida autorización, sin realizar las compensaciones económicas pertinentes y sin otorgarles el crédito completo. Tampoco. Si bien es verdad que empleó el cortometraje de Le Prince como material de entrada para sus sistemas de IA generativa, su contenido ha sido de conocimiento público desde 1958.
De base
Tenemos que considerar la manera, el momento y el propósito para los que deberíamos emplear la IA generativa, y si su implementación es apropiada.
La guía concluye con los debidos agradecimientos, incluyendo enlaces para profundizar en el tema y una nota al pie que comparto y cito textualmente con la aprobación de los creadores: “No se ha utilizado ningún sistema de IA generativa en ningún aspecto del diseño, desarrollo, preparación y producción de este documento; ha sido creado, escrito y hecho por el autor. No se concede ningún permiso para utilizar ninguna parte de este documento como entrada, o parte de ninguna entrada, a ningún tipo de sistema de IA generativa, en un llamado prompt , o como documento cargado o como parte de ningún llamado proceso de entrenamiento”. Además, no olvido el noveno punto: asistir a otros en la comprensión y aplicación de estas directrices. Este artículo cumple también esa función. Ahora, con la conciencia clara, puedes disfrutar de la recreación generada por IA del cortometraje de Le Prince.