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ICL cancela una inversión millonaria en Sallent para una planta de componentes de baterías

Industria

El proyecto en alianza con Shenzen Dynanonic tenía comprometidos 285 millones de euros

El antiguo complejo minero de Sallent, en el Bages

LV.

El grupo ICL ha cancelado sus planes de promover una planta de componentes de baterías eléctricas en la antigua mina de Iberpotash, su filial en España, en Sallent. La decisión se enmarca dentro de un cambio de estrategia de la multinacional israelí para optimizar recursos. La compañía se mantendrá como proveedor de materias primas para este negocio pero no entrará en el desarrollo de materiales catódicos activos.

ICL anunció a principios de año una alianza con la china Shenzen Dynanonic para reindustrializar la antigua mina de potasa de Sallent, cerrada desde 2020, con una fábrica de cátodos de fosfato de hierro y litio. El acuerdo estipulaba la creación de una empresa conjunta, cuya aspiración era abastecer al mercado europeo de baterías de los componentes necesarios para su fabricación, e implicaba una inversión asociada de 285 millones de euros. Esta operación formaba parte de un plan global del grupo con sede en Tel Aviv para entrar con fuerza en el negocio de los componentes de batería y tenía como pieza central una inversión en San Luis (Misuri, EE.UU.).

El giro en la estrategia se debe a la mala evolución del vehículo eléctrico y la falta de apoyo institucional

El ambicioso proyecto de ICL se ha topado con poco apoyo institucional. El principal obstáculo ha sido la decisión del Departamento de Energía de EE.UU. De suspender la financiación para la construcción de la planta en San Luis. El giro del Gobierno americano está vinculado a la cruzada de su presidente, Donald Trump, en contra de las energías renovables y a favor del vehículo de combustión. Por otra parte, ICL también explica que tampoco ha encontrado financiación por parte de la Unión Europea para el proyecto en España.

En paralelo, la mala evolución de los vehículos eléctricos en los distintos mercados, con una demanda inferior a lo previsto inicialmente, así como la incertidumbre de los cambios regulatorios, han afectado la evolución de ambos proyectos. La cancelación de este proyecto supone un deterioro para la multinacional de 40 millones de dólares (34 millones de euros al cambio actual).

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Esta suspensión es el segundo gran proyecto vinculado a las baterías del vehículo eléctrico que se cancela. El primero fue la decisión de BASF de congelar una inversión de más de 500 millones para una planta de reciclaje de baterías el verano del año pasado. El mercado del vehículo eléctrico no despega y, en paralelo, los fabricantes chinos están ganando cuota de mercado con vehículos más baratos que los europeos. En este sentido, la decisión de Bruselas de ayer de alargar las limitaciones a los vehículos de combustión puede cambiar las prioridades de inversión de muchas empresas.