La estrategia del Banco Mundial para el uso eficiente del agua es clara respecto a la importancia de este recurso para la economía: “Ningún país puede alcanzar una prosperidad duradera sin asegurar su futuro hídrico”, apunta. Invertir en el agua significa invertir en el crecimiento por su importancia crítica en la agricultura, pero también para la energía y la industria. Señala, sin embargo, una paradoja: hablamos del recurso “más valioso para los seres humanos, pero un recurso que se subestima”.
El impacto de una sequía en el campo se comprende a primera vista, pero no es tan evidente en industrias que usan agua para la fabricación de productos que requieren múltiples procesos para enfriar, calentar, lavar, como medio de transporte o en la cadena de suministro. Su relevancia es capital en prácticamente cualquier sector, ya sea una industria pesada, una agroalimentaria o en la refrigeración de un centro de datos.
La escasez de agua superficial por sí sola pone en peligro casi el 15% de la producción en la Eurozona
Las industrias ya consumen más del 45% de la extracción anual de agua dulce en la UE, nos dice el Informe Mundial de las Naciones Unidas sobre el Desarrollo de los Recursos Hídricos de 2023. La escasez de agua superficial por sí sola pone en peligro casi el 15% de la producción en la Eurozona. Pero no es un reto exclusivo de las economías española y europea: el Instituto de Recursos Mundiales prevé que, para 2030, la demanda de agua en el mundo superará en un 56% la oferta disponible.
Convirtiendo un desafío en oportunidades
Este contexto plantea grandes retos para el crecimiento y la estabilidad económica, pero también una poderosa oportunidad para la industria: convertir el agua en un recurso estratégico de su negocio -y no un residuo- que hay que gestionar de forma circular, no lineal. Es decir, favoreciendo la reducción, la reutilización y el reciclaje para lograr un uso más eficiente del recurso y generar así un valor añadido. “La industria debe reconocer el agua como un recurso finito, cuya gestión circular aporta numerosos beneficios: también protege la competitividad de las empresas, blindándolas contra los riesgos derivados de la escasez de agua”, explica Xavier Cardoso, VP & Country Manager - Italy & Iberia en Ecolab, multinacional líder en la gestión inteligente del agua con clientes de 40 industrias en 170 países.
Xavier Cardoso, VP & Country Manager - Italy & Iberia en Ecolab
La publicación el pasado mes de junio de la Estrategia de Resiliencia Hídrica (ERH) de la Unión Europea marca un cambio de enfoque: tratar el agua no como una consideración ambiental secundaria, convirtiéndolo en un activo estratégico clave en las políticas económica y climática. La nueva estrategia se asienta sobre tres pilares: restaurar la integridad del ciclo del agua, fomentar una gestión inteligente del uso del agua para impulsar la competitividad y la inversión, y garantizar un acceso a agua y saneamiento asequibles y seguros para todos los ciudadanos.
“La innovación tecnológica y la colaboración decidida entre todas las partes implicadas, mediante objetivos claros, viables y un sentido de responsabilidad compartida, es clave para lograr un cambio profundo y asegurar la resiliencia hídrica a largo plazo”, añade Cardoso.
Una gestión inteligente del agua: adaptación, medición y mejora continua
¿Cómo puede Europa convertir el creciente riesgo del agua en una fuente de resiliencia y competitividad? La Estrategia de Resiliencia Hídrica de la UE marca una hoja de ruta estratégica para hacerlo posible, en la que el agua se convierte en un catalizador para el crecimiento sostenible en lugar de una limitación. Para las industrias, el primer paso hacia esa resiliencia es la visibilidad del agua: comprender dónde y cómo se utiliza en todas sus operaciones.
Para lograrlo, Ecolab propone un enfoque holístico, mapeando el uso de agua en todos los procesos de una planta, identificando oportunidades de mejora y diseñando un conjunto de soluciones integradas que materialicen dichas oportunidades. No de forma arbitraria, sino con objetivos cuantificables y monitorizados en tiempo real -desde la calidad del agua hasta el rendimiento-, para comprobar los progresos y realizar ajustes cuando sea necesario.
Solo en el año 2024, Ecolab ayudó a ahorrar 855 millones de metros cúbicos de agua
El impacto de estas acciones es tangible: solo en el año 2024, Ecolab ayudó a ahorrar 855 millones de metros cúbicos de agua (equivalente al agua que consumen para beber más de 781 millones de personas) y evitó 4,6 millones de toneladas métricas de emisiones GEI. “En un país con la tensión hídrica de España, en el que cada gota ahorrada cuenta, la gestión inteligente del agua abre nuevos caminos hacia la resiliencia y la competitividad de nuestra industria”, apostilla Cardoso.
Moeve, un caso de éxito
Moeve (antes Cepsa) reconoció esta necesidad asociada a la gestión del agua en su estrategia 2030 “Positive Motion”, lanzada en el año 2022 y que fomenta la transformación de la compañía para convertirse en un referente de la movilidad y las energías sostenibles. “Nuestro objetivo es demostrar que el proceso de descarbonización de la industria puede y debe avanzar de una manera que respete y proteja los recursos hídricos vitales”, comenta Mar Perrote, Global Head of Safety, Environment and Management Systems en Moeve.
Mar Perrote, Global Head of Safety, Environment and Management Systems en Moeve
La gestión integral del agua basada en la circularidad a lo largo de todo el ciclo (captación, tratamiento, reutilización y vertido) es una prioridad estratégica de la compañía debido a su presencia en zonas de estrés hídrico. Un ejemplo práctico de implantación de un modelo de gestión circular del agua en la industria se puede encontrar en el parque energético de Moeve en San Roque, Cádiz, donde Ecolab –en estrecha colaboración con Moeve – gestiona desde enero de 2024 de manera integral un sistema que permite la recirculación de las aguas residuales de este parque energético para su uso en los circuitos de refrigeración y generación de vapor. Se trata de un enfoque flexible, basado en una monitorización en tiempo real que evoluciona en función de las necesidades hídricas cambiantes, y que ha permitido a Moeve reducir 1 millón de m3 su consumo de agua anual. En 2024, el consumo total fue un 40% inferior al de 2019.
Este proyecto es clave para su contribución al ambicioso objetivo de reducir la extracción de agua dulce en un 20% en las zonas con estrés hídrico para 2025, un objetivo que Moeve confía en alcanzar. Esto supondrá un ahorro de más de 3 millones de m³ de agua, suficiente para llenar 1.200 piscinas olímpicas o cubrir la demanda anual de agua de 60.000 personas en España.
El proyecto de Ecolab se ha convertido en un modelo para la gestión del agua en toda la red operativa de Moeve y está inspirando a otras unidades de negocio a identificar e implementar proyectos similares
Estos resultados, además de disminuir los riesgos derivados del desafiante contexto de escasez de agua en la región, han permitido a Moeve optimizar su productividad en San Roque y reducir el impacto medioambiental de sus operaciones. Más allá de las cifras, el proyecto de Ecolab ha impulsado una transformación conceptual en la compañía: se ha convertido en un modelo para la gestión del agua en toda la red operativa de Moeve y está inspirando a otras unidades de negocio a identificar e implementar proyectos similares.
En definitiva, el trabajo de Ecolab protege la resiliencia hídrica de esta operación de Moeve. No solo mitigando los riesgos derivados de la escasez de agua en la zona, también maximizando su productividad a través de una gestión más eficaz de sus recursos. Este impulso permite a Moeve avanzar en el cumplimiento de sus compromisos de sostenibilidad, facilitando futuras licencias de operación y la posibilidad de abordar proyectos de energías renovables, como la producción de hidrógeno verde o la construcción del mayor complejo de biocombustibles 2G del sur de Europa.
