La Sociedad de Gestión de Activos Procedentes de la Reestructuración Bancaria (Sareb) tenía grandes esperanzas depositadas en el conocido como “proyecto Viena”. Se trata de una iniciativa para que promotores privados pudieran disponer de suelos del antiguo banco malo en los que, a través de un sistema de colaboración con la administración, pudieran levantar hasta 3.770 viviendas que serían destinadas a alquiler asequible, es decir, por debajo del precio de mercado. La iniciativa había generado un reseñable interés en el sector inmobiliario e incluso la sociedad dependiente del Ministerio de Economía había calculado una inversión potencial de más de 460 millones en una primera fase. Sin embargo, a la hora de la verdad, que es el momento de presentar ofertas por los lotes de suelos que se ponían a disposición de las empresas, no ha habido ningún interesado en la licitación.
El futuro de un plan que pretendía impulsar la vivienda en alquiler a precios que puedan influir, a la baja, en el mercado libre de grandes ciudades queda, por tanto, en el aire.

El proyecto Viena está liderado por la Sareb en colaboración con el Ministerio de Economía. En la foto el ministro Carlos Cuerpo
El proyecto Viena está liderado por la Sareb en colaboración con el Ministerio de Economía. La compañía había licitado 50 suelos con capacidad para albergar las citadas 3.770 viviendas, repartidas en 39 municipios ubicados en grandes urbes o en su área de influencia. La mayoría de estos suelos se encontraban en la Comunidad Valenciana, Catalunya y Andalucía, aunque también había en Madrid, Canarias, Asturias o Castilla y León, entre otras autonomías. No eran terrenos urbanizables de un interés prioritario, pero sí que se había identificado cierto interés en el sector promotor.
La Sareb, de hecho, había contratado a la consultora PwC para identificar las poblaciones donde pudiera existir demanda de alquiler asequible y para realizar una selección de los suelos.
Es más, durante los últimos meses, grandes promotores y actores del sector más locales habían manifestado a la Sareb su intención de presentarse a alguna de las licitaciones. El concurso, afirma la Sareb, se había estructurado “buscando la mayor concurrencia entre promotoras e inversores de distintos perfiles, teniendo en cuenta información recabada en encuentros mantenidos con diferentes inversores y operadores de mercado, así como el objetivo de promover vivienda en alquiler en condiciones ventajosas”.
Los últimos anuncios del Gobierno sobre vivienda pueden haber enfriado el interés del sector privado
El plan estaba diseñado para que los promotores no solo participarán en la construcción de los inmuebles. Según las bases del proyecto, los inversores que hubieran resultado adjudicatarios del concurso hubieran sido los encargados de realizar la totalidad de la inversión para construir las viviendas y, a su vez, se responsabilizarían de gestionar los alquileres asequibles durante la duración de la cesión del suelo.
Pero durante las últimas semanas se han cruzado diferentes anuncios del Gobierno para intentar solucionar la crisis de la vivienda que han podido influir en que la Sareb no haya recibido ninguna oferta. La creación de una nueva empresa estatal de vivienda o la marcha atrás en la venta de Arqura, la promotora del antiguo banco malo, son dos de esas novedades que pueden haber enfriado el interés del sector privado en participar del proyecto Arqura. “La incertidumbre en un mercado como el de la vivienda no es buena”, apuntan fuentes del sector inmobiliario.
A partir de ahora, y tras el fracaso de la iniciativa, la Sareb abrirá un periodo de análisis y diálogo con el sector para valorar las posibles causas de su decisión de los promotores de no concurrir a la licitación. La intención inicial es volver a relanzar el proyecto con un nuevo concurso durante los próximos meses, aunque, evidentemente, el proceso de construcción de estas viviendas en régimen de alquiler asequible se demorará en el tiempo.
El proyecto Viena también estaba diseñado para contribuir a la desinversión de los activos de la Sareb, que fueron heredados de las antiguas cajas de ahorro, y, por tanto, a la reducción de la deuda de la sociedad.