Profundo rojo en las bolsas ante los temores de un posible frenazo en Estados Unidos

Mercados bursátiles

Tesla cae más del 8% y arrastra el resto de las tecnológicas en plena guerra comercial

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Un operador de Wall Street, con cara perpleja

Justin Lane / EFE

Cuando el mismo presidente de EE.UU., Donald Trump, admite que podemos entrar en un “período de transición” o cuando el secretario del Tesoro, Scott Bessent, alerta de que la economía norteamericana tiene que “desintoxicarse”, entonces más de un inversor empieza a sospechar que, más allá de las palabras, alguna nube en el horizonte sí que se avecina. Y encima China hizo este lunes efectivos sus aranceles al pollo, el algodón o el maíz procedentes de EE.UU., con lo que se entiende mejor la caída bursátil que el lunes sacudió primero Europa, luego el corazón financiero de Wall Street.

“Es una mezcla de cosas. Cuando los inversores ven que los mercados bajan, empiezan a temer por el consumo, entonces se produce una profecía autocumplida”, explica Xavier Brun, director de renta variable en Trea Asset Management.

El mercado empieza a dudar que la política económica de Trump produzca una nueva “edad de oro”

De hecho, el Dow Jones sufrió un recorte de casi 1.000 puntos, más del 2%. El índice más representativo, el SP500 (-2,7%), ya cotiza en mínimos de cinco meses. En Europa, por la mañana, tampoco había ido bien el primer día de la semana, con caídas generalizadas en las plazas europeas.

En cuanto a Tesla, se pasó el día instalado en el rojo: la firma automovilística de Elon Musk vivió  una pesadilla en el parquet bursátil, con pérdidas que rondaron el 15%. No parece que estemos ante un bajón ocasional. Desde la elección de Donald Trump en noviembre, su capitalización bursátil se ha reducido a la mitad. Los analistas que apostaban por la posibilidad de que la empresa de coches eléctricos se beneficiaría de las conexiones entre su fundador y el presidente republicano se están llevando una decepción. Entre la ralentización del consumo en China, el aumento de la competencia y un posible boicot en Europa, la empresa está descarrilando.

A partir de ahí, el contagio al resto de las tecnológicas fue inmediato. El Nasdaq cedió el 4%, y volvió a los niveles de hace seis meses. “También algunos empiezan a dudar de que la IA sea capaz de generar tantos beneficios durante tantos años”, observa Brun. “Los inversores ya no persiguen ciegamente el crecimiento, sino que se están reposicionando activamente en respuesta a un panorama macroeconómico más sombrío. ¿La señal más reveladora de esta transición? Una fuerte rotación sectorial. Las tecnológicas que hasta ahora fueron dominantes –Apple, Microsoft, Nvidia, Amazon y Tesla– están bajo presión, a medida que los inversores se vuelcan en sectores a prueba de recesión, como la atención médica y los bienes de consumo básicos. No se trata solo de un bache, sino de un reposicionamiento estructural, ya que los mercados tienen en cuenta la incertidumbre política y el frágil sentimiento del consumidor. ¿El temor? Una posible desaceleración de las ganancias en los sectores más congestionados de los últimos dos años”, señalaban los analistas de Mirabaud en una nota.

Una rotación técnica de las carteras penaliza a los valores de la IA que hasta ahora se habían disparado

Para una economía como la estadounidense, que en el último trimestre crecía un 2,3% y con el paro apenas en el 4%, hablar de miedo a una recesión quizá sea excesivo. El Tío Sam todavía goza de buena salud. Pero más de uno se está tomando en serio los vaticinios negativos. Incluso una vaca sagrada de la inversión como Warren Buffett en los últimos meses se ha desprendido de varias acciones y en la actualidad está sentado en una caja de 330.000 millones de dólares. Hay quien cree que el legendario oráculo de Omaha se espera un bajón o que, en todo caso, para él el valor de las acciones en relación con el valor de la economía estadounidense ya es demasiado alto (es el llamado indicador de Buffett).

“Donald Trump no quiere tampoco correr el riesgo de que la bolsa caiga demasiado, porque muchos estadounidenses invierten en acciones”, recordaba Victor Alvargonzález, de Nextep Finance. Esto explicaría los vaivenes erráticos del presidente con los aranceles (con su parcial marcha atrás en el caso de Canadá y México), para no enfadar demasiado a Wall Street. Pero esta volatilidad causa incertidumbre y los inversores ayer estaban con ganas de vender. “El problema es que ni la reducción de impuestos ni la desregulación prometidas por Trump se han concretado todavía”, señala Brun.

También hay otra teoría más retorcida, como explicaba el ensayista económico Federico Fubini, según la cual a Donald Trump no le vendría tampoco mal una leve contracción económica, ya que esto autorizaría a la Reserva Federal a bajar los tipos de interés. Y bajar el precio del dinero a una economía con un déficit superior al 6% y con una deuda pública que viaja en el 120% del PIB es un buen balón de oxígeno. Pero sólo Donald Trump sabe lo que le pasa por la cabeza. O tal vez ni él.

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