Junts ha resucitado el sector negocios de la extinta Convergència. En los últimos meses, el partidos de Carles Puigdemont ha situado a varios empresarios y economistas en posiciones de poder en empresas e instituciones públicas de ámbito estatal. El último, en el consejo de administración de Renfe. En este resurgir del peso económico en el centroderecha catalán, sobresale un viejo conocido de la política catalana, Antoni Castellà, que cuenta con el apoyo de David Madí.

Se adelantaba la semana pasada en esta página que la buena salud de la alianza entre Pedro Sánchez y Carles Puigdemont iba a dar más frutos. Entre otros, con la elección de más personas de la órbita independentista en organismos reguladores y empresas públicas. Y que algunos tendrían alto contenido simbólico. Ya hay uno muy significativo, especialmente pensando en la empresa escogida por los independentistas. El de Eduard Gràcia en el consejo de administración de Renfe operadora, la matriz del conjunto del grupo ferroviario público español. El nombramiento es decisión del ministro de Transportes, Óscar Puente.
Gràcia –que se suma a los ya conocidos Ramon Tremosa (Aena), Elena Massot (Enagás) y Pere Soler (Comisión de los Mercados y la Competencia, CNMC)- es profesor de Economía internacional, amén de reconocido independentista. Ha elaborado diversos trabajos sobre el corredor mediterráneo, sobre cuyo desarrollo y ejecución final se ha mostrado muy crítico.
Su presencia en el consejo de Renfe pone de manifiesto el interés de la formación de Puigdemont por conocer de primera mano una de las infraestructuras básicas y más polémicas de Catalunya.
Las averías en la red de Rodalies son un constante elemento de debate político y de crítica al Estado en Catalunya. Esta elección adicional, que revela el potente latido de los antiguos usos convergentes en el renovado corazón político de Junts, con toda seguridad no agota la lista de nombramientos de personas de esa sensibilidad. Y en cuanto a los altamente simbólicas, también quedan algunos pendientes.

¿Hay un nuevo sector negocios de Junts? La creciente actividad de esa formación política en Madrid no se limita al triunvirato dirigente que hasta ahora ha tenido máxima visibilidad: Míriam Nogueras, Albert Batet y Jordi Turull. Presentes los tres en las negociaciones parlamentarias y en los acercamientos al mundo económico español. Protagonistas del contragolpe al impuesto a las empresas energéticas y que tendrán nuevos papeles relevantes en la negociación de la reducción de la jornada laboral, contra la que ya se han definido de entrada. Nogueras se prodiga en reuniones con empresarios, la última esta misma semana con la junta directiva del Instituto de la Empresa Familiar, que preside Ignacio Rivera.
El nuevo paseante por los pasillos del poder capitalino es Antoni Castellà, vicepresidente de Junts, una persona con larga trayectoria política. Dirigente de la extinta Unió Democrática de Catalunya (UDC), en la que también militó Josep Sánchez Llibre, ahora al frente de Foment. Después constituyó Demòcrates de Catalunya y en el 2017 se presentó a las elecciones al Parlament en una coalición liderada por ERC. En el 2021 alcanzó igual pacto, pero con Junts, en cuyas listas participó. Y en octubre pasado, tras su visible participación en la fugaz aparición en Barcelona, con posterior huida, de Puigdemont, fue elegido vicepresidente en el congreso de Junts.
Castellà se ha reunido durante estos últimos días en Madrid con algún influyente expresidente de gobierno y también con consejeros de importantes empresas españolas. El mensaje que ha dejado es de que quiere estar presente en la movida económica madrileña.
En estas primeras incursiones, Castellà ha contado con un conspicuo introductor de embajadores. Ni más ni menos que David Madí, quien fuera hombre de la máxima confianza de Artur Mas, durante su largo mandato como secretario general de CDC, tras relevar a Jordi Pujol y hasta la llegada del primero a la presidencia de la Generalitat, en el 2010.
Tras dejar sus posiciones institucionales, que no la política, pues siguió muy ligado al núcleo de Puigdemont, pulió su perfil económico. Presidió el consejo catalán de Endesa y participó en los órganos de dirección de buen número de empresas. Entre ellas, la empresa valenciana de aguas Global Omnium, como su cabeza de puente en Catalunya. Al tiempo ha macerado en fases alternas varios proyectos de estructuración política del sector independentista del empresariado catalán, del que se presenta como una versión más pragmática.
