El 2024 puede pasar a la historia de las automovilísticas europeas como un año para olvidar. Prácticamente todas han sufrido en sus cuentas la exposición a mercados como China especialmente, pero también EE.UU. en el caso de Stellantis, y el pellizco se ha hecho notar.
Las alemanas han sido las más perjudicadas por esta exposición al mercado asiático, donde la altísima competencia está jugando muy en su contra. Marcas chinas como BYD, SAIC Motor o Chery están fabricando y vendiendo vehículos de cada vez mejor calidad y a un precio menor, fundamentalmente en el terreno eléctrico, donde el Gobierno de Pekín está pujando fuerte con ayudas a la compra. Además, los productos europeos (no solo los automóviles, sino también otros sectores como la moda) han perdido glamour para la población china, que opta cada vez más por su producción nacional, explican fuentes del sector.
Las alemanas BMW, VW y Mercedes son las más perjudicadas por el descenso de las ventas en China
Y la evolución del mercado europeo no ayuda a minimizar este impacto. El año pasado cerró con un ligero aumento de las matriculaciones del 0,8%, hasta alcanzar los 10,6 millones de unidades vendidas. Este frágil crecimiento está además muy lejos de las cifras prepandemia, un 18,4% por debajo, según los datos de la asociación europea de fabricantes de coches, ACEA. Pesan la debilidad de la economía europea y la incertidumbre entre los ciudadanos sobre qué coche comprar cuando los eléctricos son aún caros y los de combustión dejarán de comercializarse en el 2035.
La más perjudicada de entre las alemanas ha sido BMW, que ha visto desplomarse sus beneficios un 35,4% en el último ejercicio, hasta los 7.290 millones de euros. La facturación de la automovilística se contrajo un 8,4%, hasta los 142.380 millones. BMW vende una cuarta parte de sus vehículos en China. Este año, sus ventas en ese mercado han caído un 13,5%, hasta las 715.000 unidades. De estos total de vehículos, por primera vez, 100.000 unidades fueron eléctricas.
Tropiezo en EEUU
La misma fiebre aqueja a sus compatriotas Volkswagen y Mercedes-Benz. El año pasado fue el más duro para Volkswagen desde el dieselgate , ya que registró una caída de los beneficios del 33%, hasta los 10.721 millones, aunque su facturación se mantuvo estable en 324.656 millones, solo un 0,7% menos que en el ejercicio anterior. Solo con las pérdidas en China, donde vendieron 307.000 unidades menos, ya se explica el retroceso de las ventas de la empresa, que en unidades fue del 2,3%.
En cuanto a Mercedes, la caída del beneficio llegó al 28%, hasta los 10.409 millones de euros, en parte por la reducción de sus ventas en China y en parte por la caída global de la comercialización de sus vehículos eléctricos.
Pero no es solo el mercado chino el que ha golpeado las cuentas de las automovilísticas europeas. Stellantis, con marcas como Peugeot, Citröen, Opel o Fiat, ha tropezado en Estados Unidos, donde la caída de las ventas ha provocado un exceso de stock en sus concesionarios del país. El beneficio de la francoitaliana se ha reducido un 70%, hasta los 5.520 millones de euros.
Las americanas también sufren
La mejor parada entre las europeas es Renault, aunque se ha visto perjudicada por su alianza con Nissan. La francesa no tiene exposición ni a China ni a EE.UU. pero ha visto cómo se reducía un 66% su beneficio en el último año, hasta los 752 millones, por impactos extraordinarios de 2.000 millones por la depreciación de sus acciones e inversiones en Nissan. Sin ese impacto, el resultado crecería cerca del 20%, a 2.762 millones de euros. Renault posee un 35,7% del capital de Nissan, pero las relaciones se han ido enfriando y mantiene su intención de ir recortándola. La facturación de Renault creció un 7,4%, hasta los 56.200 millones de euros
Fuera de Europa, también la estadounidense General Motors ha sufrido el descenso de las ventas en China en sus cuentas. Sus beneficios netos cayeron el año pasado un 40%, hasta los 6.000 millones, por los costes de reestructuración de la empresa conjunta que mantiene en China con SAIC Motor.
Toyota y Ford respiran tranquilas
En lo más alto del podio, la japonesa Toyota ve un año más cómo sigue liderando el mercado a nivel mundial y ya no solo en entregas, también en beneficios. Mientras sus competidoras sufren en China y por los vaivenes de la electrificación de la movilidad, la compañía ha obtenido en el año en curso (que no coincide con su ejercicio fiscal, que cierra en marzo) 32.572 millones de euros de beneficio, un 13,5% más que en 2023. Su facturación también crece, un 6,9%, hasta los 298.000 millones. Y aunque sus entregas caen un ligero 3,7%, los 10,8 millones de coches comercializados en el mundo en el año 2024 la colocan muy por encima de la segunda en el podium, Volkswagen, que entregó 9,03 millones de vehículos el año pasado.
También Ford, después de atravesar años críticos, ha cerrado el ejercicio pasado como uno de los más fuertes de su historia reciente. Los beneficios netos de la norteamericana aumentaron un 35,2% en 2024, hasta los 5.879 millones de dólares, tras obtener unos ingresos de 184.992 millones, los más elevados de su historia, y unas ventas de 4,4 millones de vehículos. Aun así, Ford ha apuntado a un 2025 más complejo por futuros incrementos de costes (sin mencionar los aranceles de Trump).