Donald Trump firmó este martes un par de órdenes ejecutivas para suavizar los aranceles a las piezas de coches importadas a EE.UU., que iban a tener un arancel del 25% desde este 3 de mayo. Una medida que busca aliviar parte del impacto tras las advertencias del sector, que planteaba que provocaría pérdidas de producción, de empleo y más inflación por los mayores costes asociados.
Por un lado, el republicano permitirá a los fabricantes importar libres de impuestos piezas por un valor equivalente al 3,75% del precio de venta al público de los vehículos que se fabriquen en EE.UU. Por ejemplo, para uno que cueste 50.000 dólares, se podrán importar piezas sin tasas por 1.875 dólares. La cifra caerá al 2,5% en abril del año que viene y en abril del 2027 se eliminará. No se aplicará sobre piezas que vengan de China.
Ofrece a la industria un “pequeño alivio”, dijo Trump. “Sólo queríamos ayudarlos si no podían conseguir piezas, no queríamos penalizarlos”. La idea es que en los dos años de margen los fabricantes vayan aumentando su presencia en EE.UU. Trump ha argumentado reiteradamente que los gravámenes son necesarios para impulsar la producción automotriz de EE.UU. y el empleo.
Asimismo, en otra orden se fijan criterios para evitar que las tasas se acumulen para los fabricantes. Por ejemplo, se impide que los aranceles a las piezas se sumen a otras medidas como las tarifas del 25% al acero y al aluminio, del 25% a bienes canadienses y mexicanos por la crisis del fentanilo o del 10% que se aplica al resto del planeta. Los aranceles “no deben tener un efecto acumulativo”, afirmó en la orden, “porque el tipo resultante de dicha acumulación excede lo necesario para alcanzar el objetivo”.
Las medidas representan una retirada parcial -y, en el caso de los componentes, temporal- del escenario más perjudicial: que la importación de vehículos terminados y piezas podría enfrentarse a varios niveles de aranceles elevados. Los fabricantes advierten que el cambio añade aún más incertidumbre a la operativa. “Tenemos muchas políticas en constante cambio”, dijo John Bozzella, presidente de la Alliance for Automotive Innovation, en una entrevista con Bloomberg.
Los cambios aprobados por Trump no afectan a la tasa del 25% sobre los coches importados que entran a EE.UU., unos 8 millones anuales.