El divulgador en innovación Pablo Foncillas advierte que, “en nuestra obsesión por avanzar”, estamos entregando a la inteligencia artificial nuestros secretos “más valiosos”: desde estrategias empresariales y códigos de programación, hasta datos legales e incluso ideas personales. No obstante, herramientas como ChatGPT y otras similares están diseñadas para recordarlo todo. ¿Qué podría salir mal?
“Pues, básicamente, todo”, responde el profesor de escuela de negocios y divulgador. Porque, mientras Google y Facebook pueden saber qué compramos y qué buscamos, la herramienta desarrollada por OpenAI va un paso más allá: esta superinteligencia es capaz de descifrar “qué pensamos y qué queremos”, lo que implica que “le damos el mapa para anticiparse a nuestras decisiones”, sostiene Foncillas. Y, además, la información que volcamos en estos sitios no siempre es tan segura como pensamos.