Una de las áreas donde tiene mayor impacto la IA es en la programación. La forma de programar de hoy tiene poco que ver con la de hace solo cinco años. Hoy, los programadores escriben el código en editores “inteligentes” que les asisten: desde autocompletar una línea hasta escribir un programa a partir de instrucciones en lenguaje humano.
La IA hace más eficientes a los programadores, ayuda a los novatos y, por extensión, hace que cualquiera pueda programar con unas cuantas instrucciones en lenguaje humano. Lo probé yo mismo y en diez minutos pude tener una versión jugable de Pong.
La IA permite programar el lenguaje humano. ¿Es aplicable a la gestión empresarial?
Es lo que se conoce como Vibe Coding, un término acuñado en febrero por el informático Andreij Karpaty, cofundador de OpenAI y exjefe de IA en Tesla. El Vibe Coding es, por lo tanto, la escritura de código a partir de instrucciones en lenguaje humano. En 2023, Karpathy ya había tuiteado que “el nuevo lenguaje de programación más popular es el inglés”.
¿Eso es cierto? Los AI fanboys afirman que cualquiera puede ser programador; los que sabemos programar, que de unas sesiones con ChatGPT no salen ingenieros con 20 años de experiencia. Que sí, que nos ayuda, pero solo si tenemos claros nuestros objetivos y conocimientos sufientes como para validar el resultado. El Vibe Coding sirve para un proyecto de fin de semana, pero no para programar el sistema de control de un cohete de SpaceX.
Sin embargo, el Vibe Coding ha cuajado. Tanto, que hay quien considera llevarlo al campo de la gestión empresarial: el Vibe Management. Es el caso de Anthropic, uno de los competidores de OpenAI, que se planteó si su modelo Claude podía administrar una pequeña empresa.
Para ello, dejaron que Claude gestionase una máquina de autoservicio en sus oficinas durante un mes. Debería gestionar el inventario, comprar productos y fijar precios. Tenía un motor de búsqueda web para encontrar productos, correo electrónico para realizar compras y una conexión con el chat interno de Anthropic para recibir pedidos.
¿Fue capaz de hacer Vibe Management? Estrictamente hablando, sí. Pero a pesar de los éxitos oportunos, y un buen saldo inicial de caja, Claude falló: hizo una bancarrota, con decisiones surrealistas como vender por debajo del precio de costo, emitir códigos de descuento para los empleados de Anthropic (sus únicos clientes) o decir que había firmado el contrato “en persona’’ en la dirección 742 Evergreen Terrace.
El experimento muestra que el patrón del Vibe Managemet y el del Vibe Coding es el mismo: funciona para pequeños proyectos y puntualmente, pero a largo plazo y para grandes proyectos hace que las pifias sean garrafales. El primero puede llevarte a la ruina; el segundo puede hacerte explotar el cohete en la plataforma de lanzamiento.
Por cierto, 742 Evergreen Terrace es la dirección de Simpson.