Siempre llama dos veces

Opinión

El 9 de julio debía ser el gran día, el de la finalización del periodo de gracia de los aranceles recíprocos de Trump. Y aunque la fecha se ha pospuesto al 1 de agosto, no crean que vaya a significar una reducción en sus pretensiones. Más bien, todo lo contrario: a los aranceles se añaden otras demandas para complementarlos.

En el ínterin, las bolsas han vuelto a celebrar que se hayan postergado al 1 de agosto la definición final de los aranceles, lo que ha llevado las cotizaciones en algunos días a máximos, tanto en EE.UU. como en Europa. Lo que no deja de preocupar: ¿un rally real?, ¿o aprovechar el final de las turbulencias antes de hacer caja? Veremos a principios de agosto dónde estamos.

Los aranceles comienzan a utilizarse como arma arrojadiza para saldar disputas

Lo que sí sucedió el lunes fue el envío de cartas a un conjunto de países confirmando el nivel cuando a principios de agosto entren en vigor. Aunque la lista es variopinta, los valores finalmente definidos no difieren en gran media de los anunciados el pasado 2 de abril: un 25% para las exportaciones de Japón, Corea, Kazajistán y Túnez, y un 30% para las de Sudáfrica; mientras que los aranceles se acercan al 40% para los países del sudeste asiático, punto de reexportación de productos chinos: Malasia (un 25%), Indonesia (32%), Tailandia y Camboya (36% ambos países) y Laos y Birmania (40% para los dos). Anteayer, las cartas se ampliaron a Filipinas (20%), Brunéi y Moldavia (35%), y Argelia, Irak, Libia y Sri Lanka (30% para cada uno de ellos). 

July 8, 2025, Washington, District Of Columbia, USA: United States President Donald J Trump participates in a Cabinet Meeting in the Cabinet Room of the White House in Washington, DC, US, on Tuesday, July 8, 2025

Trump, esta semana en la Casa Blanca

Aaron Schwartz / CN / Europa Press

Para la UE, todavía no sabemos cómo va a terminar la negociación en curso: desde aquí se desearía un compromiso definitivo, pero EE.UU. parecen inclinarse por un “acuerdo temporal”, quizás como el definido con China. Pero no solo de aranceles recíprocos vive Trump. También hay los específicos de ciertos mercados: dejando acero, aluminio y automóviles, esta semana ha anunciado un 50% al cobre, impactando un mercado crítico para la transición climática y otras industrias relevantes, mientras que sugiere un 200% para productos farmacéuticos.

Junto a los desequilibrios comerciales, los aranceles comienzan a utilizarse como arma arrojadiza para saldar disputas de otro carácter: para los Brics, que trabajan para sustituir parcialmente el dólar en sus transacciones, les coloca un suplemento arancelario del 10%; para Brasil, los eleva al 50% por la pretendida persecución judicial de Bolsonaro y la prohibición temporal de la red social de Musk por difundir noticias falsas por parte del Tribunal Supremo del país.

Cierto que este nuevo sistema de negociación postal persigue que los países que han recibido las cartas entren en las razones de Trump. En cualquier caso, una estrategia ganadora: si se ofrecen a EE.UU. contrapartidas suficientes, rebaja de aranceles; si no, ya saben el resultado. Porque, como en la novela de James M. Cain (1934), el cartero siempre llama dos veces.

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