La edad de emancipación en España se sitúa en torno a los 30 años. La demora en abandonar el nido parental se explica sobre todo por el difícil acceso a la vivienda, sin la cual “no hay vida adulta real”, sostiene el profesor de escuela de negocios Pablo Foncillas.
El problema es fuente de frustración emocional y desconfianza, lo que a su vez genera aislamiento. En este sentido, el divulgador propone “empezar a pensar en comunidad” y “en soluciones compartidas”, como fomentar la “cohabitación” entre jóvenes o “impulsar” proyectos que integren perfiles diversos. En definitiva, Foncillas defiende que no hay libertad si la única llave que uno posee es la del cuarto en el que creció.