Presupuestos ‘full’

El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, ha comprometido su palabra en que presentará los presupuestos generales del Estado para el próximo año, aunque no tenga la garantía de que se aprueben. Y en el caso de que no salgan adelante, no convocará elecciones. Su intención es resistir contra viento y marea gracias al buen momento económico.

Convertirse en un gobierno con respiración asistida es un grave error, tanto político como económico. El Ejecutivo simplemente está dispuesto a renunciar a gobernar conformándose con administrar el dinero que llega de Bruselas.

Convertirse en un gobierno con respiración asistida es un grave error

Con este planteamiento, el proyecto presupuestario que prepara la vicepresidenta económica, María Jesús Montero, es papel mojado. Si se da por hecho que no los aprobarán, da lo mismo decir ocho que ochenta. Serán unas cuentas en las que no se fijarán prioridades. Por el contrario, irán dirigidas a encandilar a su electorado y a satisfacer las demandas de los partidos del llamado bloque de investidura .

Esta estrategia deja a la economía española en una situación muy precaria, dado que se renuncia a priorizar los gastos y los ingresos. Una política económica es mucho más que dejarte llevar por la inercia de un viento que hoy sopla a tu favor pero que mañana puede venir de frente.

Como ha dicho desafortunadamente la vicepresidenta segunda, Yolanda Díaz, si no hay presupuestos, la culpa no será del Gobierno sino de quienes no los han votado. La estrategia del Ejecutivo parece clara. Presentará unas cuentas expansivas con un fuerte aumento del gasto social. Si no salen adelante, será por culpa de Podemos y de Junts, que ya han dicho que no las apoyarán. Una vez más, Puigdemont tiene la sartén por el mango. Si no le aplican la amnistía antes de fin de año, España no tendrá presupuestos. Un órdago en toda regla al que Sánchez ha respondido con otro envite : seguir gobernando prorrogando los presupuestos del 2023.

Para la dirigente de Podemos Ione Belarra, es un truco para adelantar las elecciones. Sin presupuestos, el próximo año resultaría extraordinariamente largo y habría que pagar un precio político por cada movimiento. En ese tiempo, el PSOE se desangraría electoralmente de cara a las elecciones autonómicas y municipales de mayo del 2027. En esta hipótesis, Alberto Núñez Feijóo podría ganar con una amplia mayoría.

Si, por el contrario, Sánchez aprovecha la derrota de los presupuestos para adelantar las elecciones, el Ejecutivo pagaría el desgaste de la corrupción. El PP ganaría, pero tendría que pactar con Vox. Esto permitiría a los alcaldes socialistas recuperar el relato del miedo a la extrema derecha y les dejaría en mejor posición de cara a las autonómicas.

Para Pedro Sánchez no es lo mismo dejar la Moncloa porque sus socios le han retirado la confianza que forzado por una sentencia acusatoria de corrupción como le pasó a Mariano Rajoy.

Lo que parece claro es que entramos en un largo periodo preelectoral.

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