El gigante tecnológico Alphabet se tomó un respiró este martes al ver que se mantiene la integridad de su empresa de bandera. Un juez federal rechazó dividir Google por monopolizar los mercados de búsqueda y publicidad on line.
En su lugar impuso restricciones menores a sus operaciones diarias, muy lejos de la propuesta gubernamental de medidas radicales para frenar el imperio de Silicon Valley.
El juez Amit P. Mehta, del tribunal del distrito de Columbia, rechazó la petición del Departamento de Justicia de obligar a la compañía, con una capitalización de mercado de 2,5 billones de dólares, a escindir su navegador Chrome y sus productos Android.
Las acciones de Alphabet subieron un 8% en las operaciones extendidas mientras lo inversores celebraban lo que vieron como consecuencias mínimas tras la derrota judicial histórica del pasado año, cuando el mismo juez consideró que Google violó la ley antimonopolio.
Aunque Google esquivó el castigo más severo posible al dictarse sentencia por aquel fallo, que podría haber supuesto una transformación determinante para esta empresa, el juez ordenó que la compañía debe compartir parte de sus datos de búsqueda con “competidores cualificados”, una sanción cuyo alcance aún es menor al solicitado por el gobierno, que requirió una apertura mayor con el argumento de que era una pieza clave en el dominio de Google.
El magistrado también pone restricciones a los pagos que utiliza Google, cuyo nombre dio lugar al verbo ‘googlear’ como sinónimo de indagación, para garantizar que su motor de búsqueda obtenga una ubicación privilegiada en los navegadores web de los teléfonos inteligentes.
Pero no va más allá de la prohibición por completo de esos pagos y, en esta línea, no accedió a la petición del ejecutivo de que se obligara a Google a vender su popular navegador Chrome, que el gobierno sostuvo que era algo necesario para remediar el poder de esta empresa como monopolio.
La desintegración de Google habría convertido inmediatamente esta decisión en la mayor solución antimonopolio de la época contemporánea, y se habría comparado con la división de AT&T en 1984 y el intento fallido del gobierno de dividir Microsoft a principios de los años 2000.
La decisión ofrece, además, un rayo de esperanza a otras empresas tecnológicas que enfrentan posibles particiones de sus negocios, incluidas Meta, Amazon y Apple.
“A pesar de este poder, los tribunales deben abordar la tarea de elaborar remedios con una saludable dosis de humildad”, escribió en su sentencia el juez Mehta. “Este tribunal lo ha hecho”, matizó.
Esta decisión, en un intento pionero de atacar el monopolio en la era moderna de internet, es el movimiento más significativo en veinte años, desde el citado caso de Microsoft, por nivelar el campo de juego tecnológico. Y supone un duro golpe al esfuerzo del gobierno estadounidense para desafiar el dominio de las grandes tecnológicas.
Bajo las administraciones de Joe Biden y Donald Trump, el gobierno federal acusó a Google, Apple, Amazon y Meta de conductas anticompetitivas, lo que significa ejercer una práctica monopolística en Internet. Esta resolución llega, además, cuando la inteligencia artificial generativa (IA) amenaza con reemplazar los motores de búsqueda.