“Si mi amiga no hubiera querido comprarme un coche, nunca existiría Hoy-Voy”, cuenta Carlos Duran, director ejecutivo de la cadena catalana de autoescuelas Hoy-Voy. Ella se lo compró, necesitó sacarse el carnet de conducir y se encontraron por el camino a Jordi López, un instructor cuya forma de enseñar lo convirtió en el segundo de a bordo de este proyecto pionero que en 2012 lanzó por primera vez en España el concepto low cost en una autoescuela.
La idea era tan simple como rompedora: aplicar a la enseñanza vial el mismo algoritmo de precios variables que usan las aerolíneas o las plataformas de viajes. Es decir, ofrecer las clases a precios variables según la demanda. “Si una clase queda libre, mejor ofrecerla más barata que dejar un coche y un profesor parados”, razona Duran. Así nació en Barcelona la cadena de autoescuelas Hoy-Voy. Una empresa catalana que 13 años después se ha convertido en una red de 46 autoescuelas en España, con más de 500 empleados, una flota de 300 vehículos y 200.000 alumnos formados. Las últimas aperturas se han producido precisamente esta semana en Barcelona, en el barrio de Sant Gervasi, donde la cadena cuenta ya con siete centros, y en Valladolid.
El futuro de la cadena pasa por la transición hacia la conducción eléctrica y automática, mucho más fácil
En 2024, Hoy-Voy facturó 23,2 millones de euros y este año prevén alcanzar los 25,5 millones, un crecimiento que se ha sostenido incluso en plena pandemia. “En trece años no hemos bajado la persiana de ninguna”, subraya. El modelo se ha expandido gracias a un sistema de franquicias que combina centros propios –9 en total–con locales gestionados, en su mayoría, por profesores que un día enseñaron bajo su marca y hoy dirigen su propio negocio. Cada año se imparten más de 25.000 matrículas nuevas y alrededor de 600.000 prácticas, datos que alimentan algoritmos predictivos capaces de ajustar precios y horarios al detalle. “Hemos pasado de ser low cost a ser una autoescuela smart ”, redefine el directivo, convencido de que la tecnología y la flexibilidad son ya el verdadero corazón del negocio.
El futuro inmediato de la empresa pasa por la transición hacia la conducción eléctrica. Hoy-Voy quiere ser la primera autoescuela de España con una flota 100% eléctrica, aunque por ahora solo dispone de 17 coches. El problema es que los eléctricos son automáticos –mucho más fáciles de conducir– y el carnet B automático limita a quien lo obtiene: no puede conducir coches de marchas. Por eso, el 95% de los alumnos sigue optando por el permiso tradicional. En países como Francia o Alemania ya se ha resuelto el tema con unas cuantas horas extra de prácticas sin tener que repetir examen, como sí sucede en España. “El día que aquí se permita, nadie querrá conducir con marchas”, asegura Durán.