Más allá del 'blackout': la red invisible que sostiene nuestro día a día

Conectividad

De aquel 28 de abril nos queda la idea de que el apagón fue una excepción. La nuestra es una conectividad que funciona, se adapta y transforma la vida de millones de personas

Un padre con sus hijos durante un apagón

Un padre con sus hijos durante un apagón 

Getty Images - Maria Pavlova

El lunes 28 de abril de 2025 empezó en España como un lunes cualquiera. Los WhatsApp circulaban como siempre, las videollamadas de trabajo se sucedían y los pagos con tarjeta se realizaban sin problema alguno. Hasta que, al mediodía, algo ocurrió. De pronto, todo se detuvo. 

“Qué raro, se ha ido la luz”. “No hay WiFi” “Seguro que vuelve enseguida”. “Parece que ha pasado en todo el edificio”. “Mirad, no funcionan los semáforos…”. Aquel blackout dejó en silencio teléfonos, ordenadores y buena parte de la red eléctrica de todo el país. Algo que dábamos por hecho, la interacción digital, se volvió prácticamente imposible.

Un edificio en el que prácticamente se ha ido la luz

Un edificio en el que prácticamente se ha ido la luz 

Getty Images

No tardamos en saber que a las 12:33, una oscilación de voltaje en la red eléctrica había provocado una reacción en cadena. Se desconectaron más de 15 gigavatios en un lapso de cinco segundos, lo que suponía aproximadamente el 60% de la producción eléctrica del sistema peninsular en ese momento. En apenas un instante, todo cambió. La corriente falló, y con ella los sistemas que dependen de ella.

Una respuesta ágil y unas infraestructuras preparadas

La reacción fue rápida. Tras el desconcierto, en apenas unas horas comenzaron a recuperarse los sistemas por zonas geográficas gracias al trabajo ingente de miles de profesionales. Fue un día muy intenso para los que están en primera línea de la gestión de las infraestructuras de telecomunicaciones.

Torres eléctricas

Torres eléctricas 

Getty Images - Helder AB Faria

Es el caso de Cellnex. “Empezamos con reuniones muy frecuentes, cada media hora, para tener una visión del impacto en nuestras sedes e infraestructuras”, explica Alfonso Álvarez, CEO de la compañía durante su intervención en Connecting the dots. Un videopodcast sobre cómo las conexiones invisibles lo hacen todo posible. “Las autoridades también crearon su propio gabinete de crisis y pedían información a todos”, recuerda.

Meses después, es posible sacar una lectura positiva de la reacción de todas las partes. “La información fue clara, transparente y llegaba a todos los comités y personas que tomaban decisiones o que necesitaban estar informadas”, indica Álvarez. En realidad, esas horas de blackout bastaron para ponernos frente a una realidad, la falta de conectividad nos desconcierta y lo hace porque, sin ella, nuestro día a día cambia profundamente.

Una mujer alumbrando los plomos de su hogar

Una mujer alumbrando los plomos de su hogar 

Getty Images - Antonio Hugo

Lo cierto es que aquel 28 de abril las infraestructuras críticas que sustentan los servicios de emergencia, la TDT o la radiodifusión demostraron estar preparadas para situaciones extraordinarias. Un ejemplo lo tenemos en los sistemas de la propia Cellnex. En concreto, el gestor de torres de comunicaciones cuenta con alrededor de 10.800 emplazamientos, 8.900 de ellos de multitecnología y 1.900 que dan servicio exclusivo a servicios de emergencia, TDT y radio. Los servicios básicos continuaron funcionando durante el apagón y, a la mañana siguiente, un 98% de los servicios gestionados por la empresa en todo el país funcionaban con toda normalidad.

La red solo se nota cuando falta

Más de 520 millones de personas están conectadas en Europa a través de las redes móviles, cada línea transmite más de 15 GB al mes y ya hay activas más de 200 millones de conexiones activas en 5G. Todo esto requiere una ingente cantidad de energía, nada menos que 0,12 KW por cada gigabyte trasladado.

Torres eléctricas durante la noche

Torres eléctricas durante la noche 

Getty Images

En España, por su parte, la cobertura de fibra ya alcanza a más del 90% de los hogares, según datos de la Comisión Nacional de los Mercados y la Competencia (CNMC). Asimismo, la cobertura 5G alcanza al 96% de la población. Estas cifras colocan a nuestro país en la vanguardia europea en términos de conectividad y, lo que es al menos tan importante, en la capacidad de ponerla al servicio de la vida cotidiana.

Pasado el tiempo, podemos extraer un mensaje sin duda positivo de todo nuestro sistema. La conectividad funciona con tal eficacia que solo la echamos en falta cuando desaparece. Y este es, en realidad, uno de los grandes logros de nuestra sociedad, contar con una red invisible, compleja y robusta, que conecta hogares, empresas, administraciones y personas en cualquier punto del país. Porque el apagón de abril fue, en realidad, una excepción. La norma es que la conectividad funcione, que se adapte y que crezca.

Un hombre encendiendo una vela durante el apagón del 28 de abril

Un hombre encendiendo una vela durante el apagón del 28 de abril 

Getty Images - Alejo Miranda

Conectividad que transforma vidas

Volver la vista a aquel día quizá también pueda servirnos para ser conscientes de todo lo que hemos cambiado en unos pocos años. Gracias al despliegue constante de la conectividad, muchas actividades que antes estaban limitadas geográficamente ahora se desarrollan con fluidez estemos donde estemos. Hoy, por ejemplo, una persona que vive en una población de montaña puede recibir un diagnóstico médico remoto, hacer todo tipo de gestiones administrativas sin desplazamientos, recibir pedidos de tiendas online o comunicarse con familiares que están a cientos de kilómetros de distancia.

Y también quienes residen en zonas urbanas están siendo protagonistas de unos avances hasta hace poco impensables. Ahí está el progresivo desarrollo de las smart cities, que regulan el tráfico y alumbrado, la extensión de apps municipales para enviar avisos ciudadanos o la existencia de plataformas de transporte que nos dicen en tiempo real cuál es la mejor ruta para llegar a nuestro destino.

La conectividad funciona con tal eficacia que solo la echamos en falta cuando desaparece. Y este es, en realidad, uno de los grandes logros de nuestra sociedad, contar con una red invisible, compleja y robusta, que conecta hogares, empresas, administraciones y personas 

Vista aérea de una gran ciudad

Vista aérea de una gran ciudad 

Getty Images

Porque hablar de conectividad no significa hablar únicamente de innovación tecnológica. Significa hablar de cohesión social, de oportunidades laborales, de accesibilidad. Cuando una persona en un pueblo de montaña puede asistir a una clase online en igualdad de condiciones que alguien en la capital, estamos reduciendo la brecha territorial. Cuando una pyme encuentra clientes en el otro extremo del país gracias a internet, estamos impulsando la economía. Cuando un agricultor controla sus cultivos con sensores conectados, estamos fomentando la sostenibilidad.

El apagón de abril fue una excepción. La regla, afortunadamente, es que la red funciona, que se adapta, que crece. Y que seguirá haciéndolo con inversiones constantes, con innovación y con proyectos de futuro. Porque, sí, la conectividad es el tejido que mantiene unidos a ciudadanos, empresas e instituciones.

Hablar de conectividad no significa hablar únicamente de innovación tecnológica. Significa hablar de cohesión social, de oportunidades laborales, de accesibilidad

Superficie en parte iluminada y en parte a oscuras

Superficie en parte iluminada y en parte a oscuras 

Getty Images

Conectados por la información

El 28 de abril dejó una escena inolvidable en las calles de ciudades y pueblos. Decenas de personas se agolpaban en las puertas de ferreterías y tiendas de barrio en busca de transistores que permitieran seguir al minuto lo que estaba ocurriendo desde su transistor. Porque cuando pasa algo extraordinario, tenemos la necesidad de saber. Y aquel día los medios de comunicación se convirtieron en el gran puente entre la incertidumbre y la calma, la fuente en la que encontrar información veraz y contrastada.

La reacción de los profesionales de la comunicación fue rápida y ágil. “Decidimos unificar emisiones en un único canal informativo para toda nuestra programación en TV -el canal 24 horas- y, en radio, el canal de noticias”, explica Víctor Sánchez, director de medios y operaciones de TVE en el videopodcast Connecting the dots. En ese tiempo, las conexiones desempeñaron un papel fundamental: “Tenemos fibra directa porque en Torrespaña está Cellnex, el nodo central, y RTVE también tiene el nodo central, la sala de control máster”, explica. “Entre ellos hay fibra, y además tenemos SAI y generador, ambos externos. Así conseguimos enviar la señal desde nuestro control máster a Cellnex”, rememora.

Detrás de cada conexión hay personas e infraestructuras que nos mantienen unidos

El apagón recordó que la información fiable es un bien esencial para cualquier sociedad. Los medios mantuvieron viva la conexión entre los ciudadanos y ofrecieron compañía, certezas y calma a millones de personas. En esos momentos, la voz que llega desde un transistor o una pantalla es también la certeza de que formamos parte de una red conectada. Humana y tecnológicamente conectada.

DESCUBRE EL VIDEOPODCAST DE CELLNEX
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