Moscú amenaza con requisar los activos occidentales que siguen en Rusia

Las consecuencias económicas de la guerra de Ucrania

La mitad de las grandes multinacionales siguen haciendo negocios en el país

FILE PHOTO: A pedestrian walks past a branch of Raiffeisen Bank in Moscow, Russia, April 18, 2025. REUTERS/Maxim Shemetov/File Photo

Una filial rusa del banco austriaco Raiffesein. La entidad todavía opera en el país

Maxim Shemetov / Reuters

Los estados pregonan una cosa, pero sus empresas hacen lo opuesto. Hay un total de 11.000 compañías que todavía operan en Rusia, estima la agencia Spark Interfax, pese a las sanciones internacionales y el conflicto armado. De las cuales, destacan un centenar de multinacionales. Están las tabacaleras Philip Morris y JTT, PepsiCo, Mondelez (antes Kraft), Mars, Nestlé Kia, Procter and Gamble, Metro, Leroy Merlin y alguna más. Destaca el banco austriaco Raiffesein, con su actividad de intermediación entre Rusia y Occidente.

Según distintas fuentes, poco más del 10% de las corporaciones globales que estaban en Rusia han realmente conseguido cerrar sus actividades en el país tras la guerra de Ucrania. Es el caso por ejemplo de Volkswagen, Renault, McDonald’s o Inditex. Un tercio de ellas está en proceso mientras que cerca de la mitad continúa haciendo negocios a sus anchas. Y, de paso, financiando la guerra de Putin al pagar impuestos.

Empresas occidentales alimentan con sus tributos la máquina bélica de Putin

Tal como informaba el diario independiente ruso Novaya Gazeta Europa, en 2022 las grandes empresas extranjeras declararon más de 11.000 millones de euros en beneficios, con incrementos de dos dígitos. Solo las firmas occidentales europeas y estadounidenses, tras facturar del orden de más de 170.000 millones anuales, han pagado estos años de guerra 3.000 millones en impuestos de sociedades al Kremlin.

Las multinacionales presentes en el territorio ruso –muchas de ellas chinas– han alimentado la máquina bélica rusa al pagar, según varias estimaciones recogidas por un informe de finales de agosto de la escuela de negocios de Kiev y B4Ukraine, entre 35.000 y 50.000 millones de euros en tributos, una cifra que representaría la mitad del presupuesto militar ruso para este año, estimado en 130.000 millones. El estudio les acusa de “complicidad” con el régimen del presidente Vladímir Putin. “Desde un punto de vista económico, una empresa extranjera que se beneficia de la guerra simplemente está experimentando un giro favorable, aunque inesperado, de los acontecimientos. Si una firma obtiene ganancias debido a circunstancias externas, no tiene culpa y no está obligada a pedir disculpas”, decía el economista ruso Igor Lipsits a la publicación The Insider.

Poco más de un 10% de las corporaciones globales han conseguido cerrar tras la guerra de Ucrania

Pero ahora Moscú ya no se conforma solo con cobrar tasas. Y podría dar el paso siguiente: quedarse directamente los activos y el dinero de las empresas occidentales. Putin amenaza ahora con nacionalizar, expropiar u obligar a vender los activos de las multinacionales todavía presentes en Rusia. Es la respuesta al plan de los europeos de usar las reservas financieras rusas ( bonos del Estado, reservas en moneda extranjera, valores, depósitos) congeladas tras la invasión de Ucrania, estimadas en 210.000 millones de euros. O algo más.

El Kremlin considera que la iniciativa de la UE es un “robo”, así que plantea, según informaba Reuters esta semana, un decreto en este sentido. De acuerdo con las estimaciones de la agencia rusa Interfax Spark, los activos occidentales presentes en el territorio ruso, entre bienes y cuentas corrientes, alcanzarían una cifra similar a las riquezas rusas ahora paralizadas en Europa, cerca de 200.000 millones.

La mitad de las grandes corporaciones extranjeras siguen haciendo negocios en el país

Rusia ya ha demostrado que puede hacerlo. Y de hecho, ya lo hizo. A lo largo de estos tres años de guerra, Putin ya ha transferido al control del Estado ruso o de sus oligarcas más de 100 multinacionales. Ocurrió por ejemplo con las actividades de la francesa Danone, de la danesa Carlsberg, de la alemana Bosch o de la estadounidense Exxon Mobil. En 2024 Rusia ya aprobó una normativa que proporciona una base legal rusa al permitir poner bajo administración temporal activos de compañías de países considerados “inamistosos”. Según las estimaciones del bufete ruso NSP, Rusia ya ha nacionalizado activos extranjeros valorados en 42.000 millones desde el conflicto.

En la actualidad las compañías extranjeras que están en territorio ruso ya no pueden formalmente repatriar sus beneficios a sus países de origen. Rusia ya tiene una mano sobre sus ganancias. Todo apunta a que, de requisar los activos, las ofertas de Moscú no serán muy atractivas. Algunos medios han filtrado descuentos que podrían llegar hasta el 80% sobre el valor de mercado.

De hecho, uno de los motivos por los que algunas multinacionales se han quedado en Rusia es que las condiciones impuestas por Moscú implicarían una gran pérdida económica. “El cleptocrático Estado ruso usa el pretexto de una amenaza externa para poner a los oligarcas como últimos beneficiarios de las expropiaciones”, señalan dos investigadores rusos en un estudio del Centro para la Investigación Económica y sobre Políticas (CEPR) de EE.UU. publicado este año, titulado Expropriation russian style.

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