Los taxis autónomos están conquistando San Francisco. Waymo, que se lanzó en 2023, puede que concentre ahora más de una quinta parte del mercado del transporte compartido de la ciudad. Se mire donde se mire, siempre es posible ver pasar uno de los Jaguars blancos de la compañía. A ellos se han sumado los robotaxis de Tesla, aunque con un supervisor en el asiento del conductor. Dentro de poco, Zoox, una empresa propiedad de Amazon, pondrá en circulación sus taxis en la ciudad.
El auge de los robotaxis plantea una pregunta: cuando la tecnología automatiza una profesión, ¿qué ocurre con los trabajadores humanos? Se diría que los conductores están condenados a desaparecer. En realidad, el auge de la autonomía se ha desarrollado de dos maneras diferentes. En primer lugar, ha aumentado la demanda general de taxis en San Francisco, lo que ha limitado la pérdida de puestos de trabajo. En segundo lugar, ha atendido a un lucrativo segmento del mercado.
Consideremos primero el tamaño del mercado. Según datos oficiales, el número de personas que trabajaban en San Francisco para empresas de “servicios de taxi y limusina” en 2024 creció un 7% con respecto al año anterior. El salario total del sector aumentó un 14%. Las cifras de la ciudad indican que el número de viajes habituales en taxi es similar al del año pasado. Sigue siendo difícil encontrar un taxi amarillo en las horas punta. “A medida que los coches autónomos entren en el mercado, lo que harán en realidad es ampliarlo”, ha pronosticado David Risher, director ejecutivo de Lyft, una compañía impulsada por personas que conecta conductores y usuarios por medio de una aplicación móvil.
Los pasajeros adicionales provienen de diferentes lugares. Waymo afirma que la gente acude a San Francisco para tomar sus taxis, lo que supondría una demanda adicional pura. Lo más probable es que los residentes estén utilizando menos los coches privados. Cuando la alternativa era un Lyft o un Uber, quizás la gente prefería conducir por sí misma para no correr el riesgo de tener que entablar una conversación incómoda. En un taxi sin conductor se puede viajar en silencio. Ahora, el gasto total en taxis parece estar creciendo con especial rapidez en comparación con otras ciudades. Y desde el lanzamiento de Waymo, el número de coches privados, ajustado a la población, ha disminuido.
Los taxis autónomos son más lentos porque no están programados para superar la velocidad máxima y porque dan prioridad a vehículos conducidos por humanos
Ahora bien los taxis autónomos están lejos de ser un producto de consumo masivo. Los Waymos son cómodos y, en general, limpios. Quizás sean entre un 20% y un 40% más caros que un Lyft o un Uber. También son lentos. A diferencia de los taxis pilotados por seres humanos, los autónomos rara vez infringen las normas de tráfico; no se le puede decir a un robot: “¡Vaya más deprisa!”. Los conductores humanos de San Francisco ya saben que si intimidan a un robotaxi, éste les cederá el paso, lo que significa que los Waymos suelen moverse lentamente.
Con el tiempo, las empresas de robotaxis pueden solucionar algunos de esos defectos; por ejemplo, reduciendo los precios. Sin embargo, no cabe esperar que los taxis autónomos vayan a dominar el mercado a corto plazo, ni en San Francisco ni en ningún otro lugar. Si tiene tiempo, no dude en subirse a un robotaxi. Si necesita llegar rápido a algún sitio, no hay nada mejor que un taxi amarillo.
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Traducción: Juan Gabriel López Guix

