“Trump está sembrando las semillas para una crisis financiera”

Entrevista a Adam Posen, presidente del Instituto Peterson de Economía Internacional en Washington

La pérdida del estatus refugio del dólar y la apuesta por los activos cripto generan un riesgo sistémico

Adam Posen

Adam Posen 

Peterson Institute

Tras la asamblea anual del Fondo Monetario Internacional esta semana, las opiniones del economista estadounidense Adam Posen, presidente del Instituto Pearson de Economía Internacional en Washington, cobran una relevancia especial. Posen, ex miembro del comité monetario del Banco de Inglaterra, planteó en un reciente artículo en 'Foreign Affairs', la siguiente pregunta: ¿Cómo será una economía mundial en la que Estados Unidos y el dólar dejen de proporcionar garantías de seguridad geopolítica y financiera? Posen y el ex economista jefe del FMI Maurice Obstfeld participaron el pasado miércoles en un debate sobre esta cuestión y el futuro del dólar en la sede del Instituto Pearson.

La cuestión que circula desde que Trump declarase la guerra comercial al resto del mundo es si se puede improvisar un modelo de crecimiento y desarrollo económico sin contar con Estados Unidos como coordinador. En su artículo en Foreign Affairs sobre “el mundo post estadounidense”, usted parece algo escéptico sobre la capacidad de la economía mundial para prosperar sin EE.UU. en el papel de “aseguradora”. ¿Es así?

No. En absoluto, Hay una diferencia entre decir que el mundo será un lugar peor con Trump, que es lo que pienso, y decir que no hay esperanza y que las acciones de otros gobiernos y empresas no importan. Todo lo contrario. Importan mucho. Hay una amplia gama de posibles resultados, que van desde bastante desoladores hasta razonablemente buenas. Este es un mundo más incierto. Si un país tiene que asegurarse por si mismo y no existe un sistema unificado de protección encabezado por Washington, la incertidumbre aumenta y el coste de la protección sube. Pero todo depende de si el resto del mundo, excluyendo a Estados Unidos y, en parte, a China también, acierta en algunas cosas que son de su propio interés. Y para los mercados emergentes más grandes, en particular Brasil, India, Indonesia y México, las posibilidades son bastante buenas. Será un mundo más volátil, pero es posible que salgan bien parados. Europa también.

¿No se refiere únicamente a la protección militar?

No. Estados Unidos proporcionaba históricamente bienes públicos que beneficiaban a  todos a través de una clase  de seguro que permitía a todo el mundo invertir dinero en dólares. Todo el mundo podía entrar y salir de los dólares sin problemas de liquidez, identidad o riesgo a corto plazo.

Ya no...

Hay un deseo cada vez más fuerte de comprar clases de activos alternativos menos dependientes del dólar estadounidense. No es que todo el mundo esté abandonando el dólar, pero buscan  alternativas. Con cada momento de elevada volatilidad en los mercados en lo que va de Administración Trump, el dólar ha caído y los tipos de interés a largo plazo en EE. UU. han subido, lo que indica una salida de capitales como respuesta a las turbulencias. Las preocupaciones mundiales sobre la inestabilidad de la política estadounidense han comenzado a superar la típica huida hacia la seguridad que impulsa al alza el dólar.

¿Conforme el dólar y el mercado de bonos del Tesoro estadounidense pierden credibilidad como refugios financieros existe un peligro de crisis financiera?

Sí. Hemos tenido un mundo en el que todos podían entrar y salir de los activos denominados en dólares sin problemas de liquidez, identidad o riesgo a corto plazo. Si eso desaparece, y en un momento de desconfianza política generalizada, llevará a la gente a invertir en mercados menos líquidos: criptoactivos, oro, especulaciones extrañas... Eso es más difícil de controlar y crea el riesgo de una crisis financiera.  

Trump está apostando fuerte por lo cripto...

Sí. Un peligro inmediato es el deseo muy agresivo de la Administración Trump de promover la industria cripto y las stablecoins  -monedas estables- basadas en el dólar estadounidense. El secretario del Tesoro, Scott Bessent, sostiene que si se emiten muchas stablecoins respaldadas por bonos del Tesoro estadounidense, aumentará la demanda de letras del Tesoro estadounidense a corto plazo. Eso tiene cierta lógica. Pero estamos a punto de ver cómo la Reserva Federal pierde su independencia de facto, si no de iure. Y  creo que la gente está infravalorando el riesgo de que  los allegados  a Trump obtengan la mayoría en la junta de gobernadores de la Fed, no en el FOMC, solo en la junta de gobernadores. Si lo hacen, podrán cambiar muy rápidamente la regulación y la supervisión de la industria cripto.  Espero equivocarme pero pueden ampliar implícita o explícitamente algún tipo de garantía de rescate a la industria cripto, en particular a las que manejan monedas estables. Una vez que lo hicieran, surgirían todo tipo de conflictos de intereses, incluido el hecho de que la familia Trump y otras personas del Gobierno tienen posiciones multimillonarias en estas industrias. Me temo que muy pronto estarán sembrando las semillas de la inestabilidad financiera.

¿Teme usted una crisis de la misma escala de la de 2008?

Espero que no, pero es lógico pensar que será una crisis gorda  porque ya se han producido muchos avances en materia de tecnología financiera y regulación, entre ellos el crecimiento del llamado crédito privado, es decir, los préstamos bancarios concedidos por entidades no bancarias o lo que antes se denominaba intermediación financiera no bancaria entre los representantes técnicos. Y nosotros, como público en general, bancos centrales y reguladores, no tenemos una visión transparente de ese patrón de concesión de préstamos.

¿Por qué no puede Europa aprovechar este momento de desacoplamineto estadounidense para estrechar relaciones con toda el resto del mundo, incluida China?

Ese es esencialmente mi argumento. Pero si quiere aprovechar al máximo, Europa tiene que hacer más en materia de gasto militar, alianzas de diferentes formas, incluido el desarrollo con otros, apertura a las importaciones y, en particular, a la inversión extranjera directa. Y, bueno, creo que también es necesario que el euro se aprecie y se utilice más a nivel mundial.

¿Y cuál debería ser la relación de Europa con China?

Hay mucha retórica antichina y es excesiva en Estados Unidos. Pero hay diferencias de valores entre Europa y Estados Unidos (al menos en el pasado) y China. Esto no quiere decir que Europa deba ignorar a China. Eso sería infantil y peligroso. Pero sí hay que tratarlo con precaución. 

Cuando habla del chantaje por una suerte de extorsión mafiosa que exige Estados Unidos con Trump a cambio de su protección, usted añade en Foreign Affairs la pregunta: “¿China llevará a cabo el mismo chantaje para obtener protección que Trump?” ¿Cuál es la respuesta a esa pregunta?

La respuesta  es que tal vez.  Probablemente lo hará más en Latinoamérica, África, Asia Central y Meridional, pero menos en su relación con las grandes economías emergentes como Brasil, India, Turquía. O con Europa. Pero sin duda China ha dado algún indicio de que puede usar un sistema de extorsión. Dicho esto, Xi Jinping ha dicho que China quiere ser defensor del sistema multilateral basado en normas. Y cuanto más lo hagan, más probable será que la extorsión que viene con la protección sea limitada. 

¿Cree que Trump buscará un modus vivendi con China?

Me parece que Trump, consciente o inconscientemente, se está encaminando hacia algún tipo de acercamiento a China y Rusia, en el cual intentarán repartirse  el mundo, pensando que pueden dividirlo y que cada uno de ellos puede actuar de forma bastante autocrática con respecto a otros países o economías. Creo que al final eso no va a funcionar. Pero Trump se inclina por esa opción.

Incluiría a la potencia hegemónica actual, la potencia hegemónica en ascenso, y la potencia militar rusa. ¿Por qué no funcionaría?

Ante las exigencias de un Trump, un Xi o un Putin, los países no pierden su autonomía a menos que haya una forma realmente agresiva de acción militar. Pueden elegir entre ahorrar o consumir. Pueden elegir lo que compran. Pueden elegir con quién hacen negocios y adónde viajan. Un ejemplo fue el imperio británico. Otro, la Europa controlada por Napoleón Bonaparte, que intentó excluir los productos británicos y poner fin al dominio británico. Y el llamado sistema continental fracasó por completo. Y si optan por la vía militar, no solo se mata a la gallina de los huevos de oro, sino a todo el gallinero...

Muchos países están siendo castigados con aranceles por las razones más extrañas. ¿Qué consejos les ofrece?

Creo que el mensaje que me gustaría transmitir al público brasileño es muy similar al que transmito al público europeo y japonés. No se asusten. Sean realistas. El hecho de que Estados Unidos esté retirando oportunidades no significa que tengan que hacer lo que les ordene China o lo que diga Trump. Tienen un margen de maniobra para trazar su propio camino, y les irá mejor si lo hacen. Y hay posibilidades de beneficiarse, ya que Estados Unidos y China, pero especialmente Estados Unidos, se están volviendo menos atractivos en muchos aspectos. Y esto incluye cuestiones de marcas y estándares.

Usted menciona en Foreign Affairs  que  las marcas de empresas de países como Brasil, India o Europa pueden beneficiarse...

Sí. Y estamos empezando a verlo en algun sentido. Y, obviamente, el primer beneficio es interno, dentro de estos mercados. La gente dice: “Quiero una alternativa. Optaré por comprar la alternativa nacional”. Tanto a nivel regional como global tienes una ventaja, porque si Marco Rubio (secretario de Estado de Trump) dice esas cosas ridículas e indignantes sobre un país como Brasil, con ese tono escandaloso y ofensivo, las empresas estadounidenses, voluntariamente o no, van a verse arrastradas y les perjudicará. Y dada la política de inmigración de Trump, que perturba las redes empresariales y el mercado de trabajo, es probable que las empresas estadounidenses sean menos receptivas, menos atentas y menos conscientes, en un sentido de inteligencia empresarial, de la evolución del mercado en muchos otros países. Y los chinos tampoco son muy buenos en este área. A veces entran y dicen: “Queremos que compres nuestros productos, ¡queremos que aceptes nuestra inversión!”. De modo que creo que hay una oportunidad.

¿Cómo, concretamente?

Piense en España y Portugal actuando como un conducto o un puente entre Europa y Latinoamérica. La posibilidad de un acuerdo entre Europa y Mercosur. Esto no va a salvar el mundo, pero es un paso positivo. Y, de todos modos, hay mucho margen para las grandes economías, porque con su soft power  (poder blando) tenía una cuota de mercado desproporcionada en muchos bienes culturales o marcas, o en el diseño de reglas y normas. Y eso se va a erosionar.

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