La electrificación en Europa supondría un ahorro de 250.000 millones de euros al año de aquí a 2040. Esta es la principal conclusión de informe “Seguridad energética y competitividad de Europa: impulsando la electrificación, que ha publicado este miércoles la multinacional francesa Schneider Electric en el marco de la Cumbre de Innovación que celebra estos días en Copenhague.
Para ello, los países del viejo continente deberían pisar el acelerador de la transición energética hacía energías más limpias y en concreto a la electricidad que según los directivos de la compañía es también “la más eficiente” y reducir la dependencia de combustibles fósiles importados.
Actualmente, la tasa de electrificación en Europa se sitúa en tan solo el 21%, una cifra que no ha variado en la última década y que se encuentra un 10% por detrás de China, donde la electrificación avanza a gran velocidad. Al mismo tiempo, el coste de la energía residencial en la UE es de 0,27 euros por kWh, frente a 0,15 euros en Estados Unidos y 0,08 euros en China. Es decir, el precio de las actividades cotidianas para los ciudadanos europeos es tres veces superior al de China.
“Este informe representa uno de los análisis más completos realizados hasta la fecha sobre el potencial de electrificación en Europa y las acciones necesarias para hacerlo realidad. Deja claro que la electrificación es esencial, no solo para alcanzar nuestros objetivos climáticos, sino también para impulsar el crecimiento económico, la independencia energética y la competitividad industrial”, ha asegurado Laurent Bataille, vicepresidente ejecutivo para Europa de Schneider Electric, durante la presentación.
El estudio señala que el ritmo de progresión es “muy diferente entre los países europeos”, debido a las diferencias en las infraestructuras, a las políticas, a la madurez de los mercados y a la adopción por parte de los consumidores. Algunos países, como los nórdicos, han progresado de forma notable en sectores como el transporte y los edificios, mientras que otros apenas comienzan a escalar sus esfuerzos. En el sur de Europa se observa una mayor electrificación en el sector residencial, mientras que Europa occidental y central registran un incremento de la inversión en electrificación industrial y proyectos de autoconsumo.
En el caso de España, la electrificación avanza de forma desigual entre sectores. Los edificios muestran un grado de electrificación del 45%, por encima de la media europea de los 27 que está en el 26%, algo que viene impulsado sobre todo por la rápida adopción de las bombas de calor, que ya alcanzan el 19% del total. Sin embargo, la movilidad eléctrica aún se sitúa en un 2%, lo que indica un amplio margen de mejora en la transición hacia un transporte más limpio. En la industria, la electrificación alcanza el 31%, también por encima de la media europea (21%) pero con un claro potencial de crecimiento.
El informe asevera que “para que Europa mantenga su competitividad a nivel internacional, el continente debe acelerar su transición hacia un modelo más electrificado”. Para ello, aconseja a los responsables de las políticas energéticas reducir la brecha de precios entre la electricidad y el gas natural, eliminando progresivamente las subvenciones a los combustibles fósiles y reformando la fiscalidad energética para incentivar el uso de energía limpia. Igual de importante es acelerar la financiación, facilitando el acceso a la inversión, ofreciendo incentivos específicos para pymes y destinando los ingresos del comercio de emisiones y los fondos de innovación a proyectos de electrificación.
Por otro lado, señala la importancia de crear mercados locales sólidos, lo que incluye obligar a la electrificación en nuevos edificios e instalaciones industriales, impulsar la implementación masiva de bombas de calor y vehículos eléctricos, y fomentar las iniciativas de autoconsumo.
Por último, promover el desarrollo local mediante una contratación pública sostenible, acelerar la estandarización y priorizar el apoyo a la innovación y a la fabricación europea garantizará que los beneficios económicos y laborales de la electrificación se distribuyan por todo el continente.
“Europa debe superar urgentemente el estancamiento actual de la electrificación. La tecnología ya está disponible y lista para desplegarse. Ahora, las políticas deben incentivar y las empresas deben liderar la implementación para desbloquear los beneficios económicos y medioambientales que necesitamos ver ya”, ha alertado Bataille.
