El cierre de la administración pública americana desde el 1 de octubre por falta de acuerdo para un presupuesto del Gobierno tiene innumerables consecuencias económicas, financieras y sociales. Aunque afecta fundamentalmente a servicios no esenciales, se habla de despidos masivos de empleados públicos, algo que irónicamente ayuda al objetivo de la Administración Trump de reducir el tamaño de lo público. Tampoco, en principio, se abonarán los sueldos de la mayoría de los funcionarios hasta que los legisladores acuerden un nuevo presupuesto. Otro de los efectos de ese cierre del que menos habla el gran público es la falta de publicación de datos e indicadores de las principales agencias estadísticas del país. Hay oscuridad sobre la reciente evolución macroeconómica de EE.UU., y esto tiene consecuencias para los agentes públicos y privados norteamericanos y de más allá. Países exportadores como la UE y Japón dependen de esos indicadores para evaluar su desempeño comercial.
Una de las primeras consecuencias fue postergar la publicación de las importantes estadísticas laborales del Bureau of Labor Statistics de principios de mes. Por su lado, el dato de inflación (CPI) de septiembre se publicó este viernes 24 de octubre, una semana después de lo previsto. Dos indicadores donde ahora se necesitan más luz y con prontitud, ante el menor optimismo en el mercado de trabajo y una inflación que no baja del 3%. En estas semanas, según muchos analistas, la tasa de desempleo podría aumentar del 4,3% al 4,7%, ya que los funcionarios suspendidos temporalmente se contabilizan como desempleados. Es cierto que luego, al reabrirse la administración, ese dato mejorará, pero en el periodo de parón se han generado más dudas. Y luego están las pérdidas económicas. Ocurrirá igual que con el empleo, daños económicos en este periodo y luego recuperación de parte de esa actividad al reabrir el gobierno. Sin embargo, la evidencia empírica pone de relieve que el impacto económico de un cierre no se recupera del todo. La Oficina de Presupuesto del Congreso calcula que el parón del 2018 al 2019 costó 11.000 millones de dólares en producción económica, de los cuales 3.000 millones nunca se recobraron.
A ciegas
El parón del Gobierno deja al país sin datos clave y obliga a la Reserva Federal a decidir a ciegas sobre los tipos de interés
Ni siquiera la Reserva Federal se escapa a los efectos del parón. La institución, que basa sus decisiones en la evolución de la economía, va a tener que conformarse con información desactualizada o al menos bastante limitada de la coyuntura macroeconómica, de cara a su importante reunión de esta próxima semana (28 y 29 de octubre) donde debe decidir si continúa bajando los tipos de interés (probablemente una nueva reducción de 25 puntos básicos). Para algunos analistas la situación parece una broma. El presidente de la Reserva Federal, Jerome Powell, lleva meses diciendo que la política de la Fed depende de los datos, pero en este momento no los hay, por lo que se está a ciegas.