Crear dinero de la nada

Crear dinero de la nada
Ingeniero y 'business angel'

Hemos nacido dentro de un sistema que damos por hecho. Que el dinero sea solo papeles imprimidos
o dígitos electrónicos sin ninguna vinculación a ningún activo real, y que su valor dependa exclusivamente de gobiernos y bancos centrales, no despierta grandes dudas. Sin embargo... ¿y si este fuera el elefante en la habitación del que nadie quiere hablar? El sistema de dinero fiduciario actual se acabó de conformar en 1971, cuando el presidente Nixon puso fin a la convertibilidad del dólar en oro. En este sistema, la moneda tiene valor porque el Estado le otorga curso legal, puede emitir sin límites y obliga a aceptarla como medio de pago.

La característica principal de este sistema fiduciario es que se puede crear dinero de la nada: los bancos centrales expanden arbitrariamente la masa monetaria en función, teóricamente, de las necesidades de cada momento. Y cuanto más dinero se crea, menos valor tiene (el valor unitario se devalúa) y, por lo tanto, la inflación es permanente. Eso propicia una economía adicta al endeudamiento, al consumismo cortoplacista y una tendencia endémica a las burbujas económicas provocadas por el acceso al crédito fácil. Con monedas que pierden valor constantemente (el dólar ha perdido el 98% de su poder adquisitivo desde 1971 y el euro, desde su nacimiento en 1999, ha perdido casi la mitad), la sociedad ahorra menos y acumula menos capital para invertir. Los gobiernos no pueden mejorar el bienestar económico hinchando la masa monetaria. Imprimir dinero puede disimular problemas a corto plazo, pero no genera riqueza real. De hecho, históricamente, las sociedades han procurado tener una masa monetaria estable porque comprendían muy bien que emitir más cantidad de moneda es una manera de robar la riqueza creada. Incluso, por ejemplo, cuando en 1792 el Congreso de Estados Unidos definió el dólar como 371,25 granos de plata, estableció que devaluar fraudulentamente la moneda sería castigado con la pena de muerte. Sabían que la confianza en la moneda es esencial para la cohesión social, la justicia intergeneracional y la estabilidad democrática.

Modelo

El actual sistema monetario ha propiciado una economía adicta a la deuda, las burbujas y el consumismo

Recuperar un sistema monetario basado en una masa monetaria estable facilitaría el cálculo de precios por parte de todos los actores económicos, favorecería el ahorro y desincentivaría el consumismo. Y aún más: los gobiernos ya no podrían camuflar los números rojos con inflación, déficits y deuda, sino que se verían obligados a priorizar el gasto y a mantenerlo proporcional al esfuerzo fiscal de la sociedad.

Ya empezamos a ver las orejas al lobo: EE.UU. ha superado el 124% de deuda respecto al PIB, y en Europa, países como Francia y España tienen unos desajustes fiscales descomunales. Y paralelamente, cada vez más países acumulan oro, no vaya a ser que el sistema se rompiera. Hasta empiezan a acumular bitcoin como reserva de valor digital. Ha llegado la hora de cuestionar los fundamentos del sistema monetario. No por nostalgia, sino por justicia y responsabilidad.

Lluís Juncà Enginyer i Business Angel
Mostrar comentarios
Cargando siguiente contenido...