La depuración del turismo catalán

La depuración del turismo catalán
Cátedra Retail BSM-UPF

Los tres vértices de la industria turística son el número de turistas que llegan, los días que pernoctan y el gasto promedio que realizan. En management diríamos: clientes, frecuencia y ticket de compra. El primero y el segundo han descendido levemente este año en Catalunya. Sin embargo, el tercero sigue incrementándose. Respecto al primer vértice, los turistas internacionales representaban el año pasado en Catalunya el 21,2% del mercado español, frente al 15,3% de Baleares, al 14,8 de Canarias, al 14,4 de Andalucía, al 11,1% de la Comunidad Valenciana y al 8,8% de la Comunidad de Madrid; estos seis destinos gestionan el 85,6% del global. En el periodo 2015-2024, el crecimiento en Catalunya se ha moderado respecto al resto de los destinos. Ha pasado de 17,4 millones a 19,9 millones, mientras que en los otros cinco se han disparado las llegadas. Por el contrario, los ingresos, que eran de unos 15.800 millones de euros, se han convertido en más de 23.700 millones de euros, una cantidad absoluta y relativamente mayor que en los otros.

En cuanto al segundo vértice, la oferta hotelera ha crecido el 3,8%, pero la mejora de la planta en estos diez años ha sido tan espectacular que el RevPAR ha pasado, según Idescat, de 62,3 euros diarios de promedio a 92,25 euros y la ocupación media hotelera se ha mantenido por encima del 70%, gracias sobre todo a Barcelona y Girona. En el tercer vértice, el del gasto de los turistas, aparece una serie de condiciones endógenas y exógenas que justifican la restricción experimentada. Entre las primeras, el inmovilismo en muchas poblaciones turísticas del litoral es evidente. Cuesta mucho mejorar el valor del territorio frente a los zarpazos climáticos y ordenar los productos para todo el año; más todavía frenar los flujos en verano y ampliar los de invierno. En cuanto a las causas exógenas, se están produciendo importantes cambios en la demanda. Dejan de venir turistas franceses y alemanes de cierta proximidad; igualmente ocurre con los de más largo radio como los nórdicos, cuya ausencia había empezado a notarse en años anteriores. ¿Qué ocurre con los mercados tradicionales? La partida dedicada al ocio de los europeos se ha encogido en los últimos años, y, como hacer turismo en Catalunya es más caro, unos y otros se quedan en casa o prefieren destinos más cercanos y más baratos, sin olvidar algo fundamental, y es que los turistas desestacionalizan cada vez más sus salidas. No dejan de viajar, pero gastan menos en verano. Al encarecerse el traslado y el alojamiento, el presupuesto empuja a tirar más de supermercado en lugar de restaurantes, bares, excursiones, festivales o museos. Si a ello le añadimos la sobreoferta que se agolpa en chiringuitos y calles, puede brotar la tormenta perfecta. A pesar de todo ello, el gasto se amplía.

Rentabilidad

La mejora de la planta hotelera ha elevado el RevPAR un 48% en diez años: de 62,3 euros de promedio diario a 92,25 euros según Idescat

Algunos se alarman ante el escenario, pero sea bienvenida la menor clientela que gasta más: depura el mercado, obliga a mejorar la calidad de la oferta, a ajustar los precios y repercute en la rentabilidad del sector.

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