Los trabajadores inmigrantes serán esenciales para el crecimiento de la economía española en los próximos 10 años. Según el informe Realidad Migratoria en España del Consejo Económico y Social (CES), España precisará de 2,4 millones de empleos de nueva creación de aquí al 2035, un 1,1% más anual, y serán extranjeros quienes, en su mayoría, los ocupen. Es el empuje de la inmigración en la economía, como muestra el informe, que indica que ocho de cada diez personas llegadas a España a lo largo de este siglo se han incorporado a la población activa.
Antón Costas, presidente del CES, que presentó ayer el informe con la ministra de Inclusión, Seguridad Social y Migraciones, Elma Saiz, señaló a este respecto que, dada la contracción de la población española y el incremento de la inmigración, es una “predicción razonable” apuntar a que cubrirán el grueso de los puestos, pero que el monto definitivo dependerá de la reducción de la tasa de natalidad en España.
La inmigración ocupa el 67% de los 2,3 millones de empleos nuevos desde 2018
Durante los últimos siete años, la población activa española ha disminuido en 55.600 personas, mientras que la de origen migrante ha aumentado en 1.939.900 personas. Esta tendencia ha llevado a que la población de origen migrante sea la “protagonista del dinamismo del empleo en los últimos años”, ocupando el 67,3% de los 2,3 millones de empleos netos creados en ese periodo, según el informe. En esta misma línea, se espera que su contribución siga siendo central hasta 2035.
Pero la integración laboral de los migrantes, según apunta el CES, enfrenta varias debilidades significativas. En concreto, se concentran en ocupaciones con menores requisitos y especialización, con participación baja en puestos directivos. Las condiciones salariales son más desfavorables, situándose en la parte baja de la tabla de salarios medios y en ocupaciones peor remuneradas.
España tiene la tasa más alta de sobrecualificación de la inmigración
Otro desafío importante es la sobrecualificación, es decir, cuando el nivel de cualificación formal excede los requisitos del puesto de trabajo. España presenta la tasa más elevada de sobrecualificación de la UE entre las personas trabajadoras extranjeras. Cerca de un tercio de los trabajadores extranjeros están sobrecualificada, lo cual se ve agravado por las “barreras administrativas a la homologación y equivalencia de titulaciones y al reconocimiento de cualificaciones, competencias (incluidas las no formales) y experiencia”, afirma el informe. Aún así, la ministra destacó que el empleo extranjero en ocupaciones altamente cualificadas ha aumentado un 30% desde 2019. El CES considera fundamental agilizar las homologaciones de títulos de formación de las personas extranjeras en España, ya que estas barreras las expone en mayor medida a la sobrecualificación, lo que supone “un despilfarro de talento y potencial productivo”.
