Del yugo del hombre al feminismo masivo

ESPECIAL 20-N | LA MIRADA DE LAS MUJERES

Ciudadanas de segunda en el franquismo, las mujeres han protagonizado la gran revolución democrática

foto ARCHIVO DE LA TRANSICION 1978 una mujer megafono en mano habla a niños/as y sobretodo mujeres (algun hombre) en Sevilla, España

Mujeres en un acto en reivindicación de sus derechos celebrado en Sevilla en 1978, el año en que se despenalizó el adulterio y los anticonceptivos

ARCHIVO DE LA TRANSICIÓN

El 20 de noviembre de 1975 el corsé que constreñía a las mujeres empezó a ceder de forma definitiva. Si el país comenzaba la andadura hacia la democracia, ellas veían más cerca el fruto de las luchas apuntadas en el tardofranquismo: poner fin también al sometimiento del dominio masculino, en un régimen asentado en un modelo patriarcal en el que las mujeres eran ciudadanas de segunda, con sus derechos derogados.

Desde aquel 1975 hasta hoy, la evolución de la sociedad española ha sido grandiosa, pero el gran salto es el que han dado las mujeres con unos cambios que no cayeron de cielo. Ellas han cambiado más que los hombres. Sólo un sucinto repaso a las modificaciones legislativas que se produjeron en torno a aquella fecha muestra cuál era aún, y cuál había sido, su situación en cuatro décadas. Hasta 1975, con la reforma del Código Civil, las mujeres no podían abrir una cuenta bancaria sin permiso del marido, ni tampoco sacarse el carnet de conducir. En 1978, poco antes de la aprobación de la Constitución, se despenalizó el adulterio que las castigaba a ellas y se derogaba también la prohibición de los anticonceptivos.

Algunos ejemplos del larguísimo recorrido que, aunque tuvo su evolución, se basó en un sistema en el que las mujeres eran concebidas como menores de edad y empujadas a un rol principal de esposas y amas de casa, limitadas tanto desde el punto de vista legal como moral, bajo el peso también de la Iglesia.

Marina Subirats, catedrática emérita de Sociología (UB), explica que a finales de los años sesenta grupos de mujeres empezaron a impugnar las normas del franquismo sin que cuajase aún un movimiento feminista. Se iniciaba, dice, una militancia en los partidos políticos en la clandestinidad sin que en su seno se abordase aún el problema agravado de la falta de libertad de las mujeres. Fue a mediados de los setenta, con el impulso que también supuso que la ONU declarase el 1975 año internacional de las Mujeres, cuando se celebran en Madrid las primeras Jornadas por la Liberación de la Mujer y un año después en Barcelona tienen lugar las Jornadas­ Catalanas de la Mujer. Se canalizaba la fuerza del feminismo, impulsor de los grandes cambios.

La alianza feminista con el PSOE y el legado seguido por el PP han empujado las políticas de igualdad

En 1975, España acumulaba un retraso histórico en lo que se refiere a los derechos de las mujeres con respecto a Europa. La Constitución de 1978 estableció en su artículo 14 la igualdad entre hombres y mujeres, y uno de los primeros éxitos rotundos del feminismo se lograba en 1981, cuando bajo el gobierno de Adolfo Suárez se aprobó la ley del Divorcio. Primeros avances que llegaban de la mano del progreso de las mujeres en dos pilares fundamentales. A finales de los 70 se multiplicó su acceso a los estudios superiores, en una línea creciente que supone que en 1995 ya habrá más mujeres universitarias que hombres. En los años 80 tuvo lugar una incorporación masiva al mercado laboral. La educación y la independencia económica como ejes de este gran cambio.

El camino hacia la igualdad estaba en marcha. Margarita León, catedrática. De Ciencia Política (UAB), indica que la victoria del PSOE en 1982 acelera las políticas de igualdad de la mano de una modernización que llega de una “alianza exitosa” con el movimiento feminista y el proceso de europeización de España. En 1983 se crea el Instituto de la Mujer y se logra la aprobación de la ley del Aborto, fundamental en el avance de los derechos de las mujeres.

Una línea de avances que se mantiene con la llegada del PP al Gobierno en 1996. El Partido Popular, señala la catedrática, recoge este legado enfatizando su ruptura con el pasado franquista y su apuesta por la modernización. Pese a las diferencias entre partidos, desde los ochenta hasta entrados los 2000 se produce así una coalición política amplia en el impulso de las políticas de igualdad. Durante el mandato de José Luis Rodríguez Zapatero, con el primer gobierno paritario de la historia, la ley de Igualdad y la ley contra la Violencia de Género son aprobadas por unanimidad y referentes hoy en la UE. Será la aparición de la extrema derecha la que empezará a romper las líneas de consenso.

Los cambios también han sido posibles, señala Marina Subirats, porque aunque lejano, España tenía el sustrato previo de la Segunda República, donde se había establecido el principio de igualdad entre sexos. Pero pese a los grandes avances, la catedrática considera que es una revolución inacabada. En el ámbito doméstico la evolución ha sido más lenta por la tibia comparecencia masculina. Y la violencia machista sigue siendo el mayor exponente de este sustrato de resistencia al cambio y de negación de la igualdad. La combinación de estos dos grandes lastres confluyeron en el 2018 en las manifestaciones masivas y transversales del 8-M.

El 2018 es la fecha referencia en la que la extrema derecha empezó a construirse para combatir este movimiento ya masivo que ha logrado poner toda la agenda de la igualdad en el debate político. Los avances de los derechos sociales tienen sus momentos de zigzag, pero, pese a ello, seguramente hoy ninguna mujer querría volver al 1975, al 1960, al 1950...

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