El G-20 logra un acuerdo de mínimos de defensa del multilateralismo

Cumbre mundial

Argentina se desmarca del documento final y se alinea con Estados Unidos

South African President Cyril Ramaphosa looks on, during a plenary session of the G20 leaders' summit, in Johannesburg, South Africa, Saturday, Nov. 22, 2025. (Thomas Mukoya/Pool Photo via AP)

El presidente sudafricano, Cyril Ramaphosa, escucha una de las intervenciones en la cumbre

Thomas Mukoya / Ap-LaPresse

Sudáfrica sudó la gota gorda, pero finalmente logró evitar ser la primera presidencia en la historia del Grupo de los 20 que no lograba sacar adelante una declaración durante la cumbre anual. Ya avisó el gobierno del país anfitrión antes de que arrancase la cita de que el boicot de Donald Trump, que dejó vacía, de manera inédita, la silla de Estados Unidos, no enturbiaría la reunión: “El sol seguirá saliendo por el este y se acostará por el oeste”. Minutos más tarde, para sorpresa de pocos —entre ellos, del Gobierno de España, que estaba convencido de que no habría texto consensuado—, se anunció la (casi) fumata blanca: una declaración, de mínimos, en las que se abordan desafíos globales que causan fuerte rechazo en el presidente estadounidense como la importancia del multilateralismo o la gravedad del cambio climático.

“Ante este desafiante entorno político y socioeconómico, reafirmamos nuestra convicción en la cooperación multilateral para abordar colectivamente los desafíos compartidos”, reza la declaración en la que se añade que “reconocemos la urgencia y la gravedad del cambio climático”. Tras el triunfalismo, Argentina se desmarcó del documento final, al considerar que no respetaba la regla del consenso que rige el funcionamiento del foro, pero sobre todo por contener enfoques geopolíticos con los que no coincide su mandatario, Javier Milei, uno de los grandes aliados del inquilino de la Casa Blanca.

La delegación española tilda esta cumbre como “la más complicada” en la presidencia de Sánchez

Abrió el presidente de Sudáfrica, Cyril Ramaphosa, una cumbre atípica. Desde la delegación española la tildaban hace unos días como “la más complicada” de todas desde que Pedro Sánchez reside en la Moncloa. Como prueba de ello, el líder sudafricano, que ha sido acusado por Trump de estar llevando a cabo en su país un genocidio contra afrikáners (sudafricanos blancos descendientes de colonos neerlandeses), aprovechó su discurso inicial para pedir a los líderes de los países desarrollados y emergentes presentes que no dejen que se debilite la “integridad y la credibilidad” del bloque. “Deberíamos salir con la sensación de que el G20 se ha fortalecido”, reclamó. Una petición que parece de máximos, después de echar un vistazo al plenario en el que faltaban los máximos representantes de potencias como Estados Unidos, Rusia, China o Argentina.

Tan inusual fue la cita que la declaración conjunta fue enviada a los medios de comunicación, con una especie de cierta urgencia, en los primeros compases del día, pese a que este tipo de documentos suelen distribuirse al final de las cumbres. Fue redactada in extremis el viernes, según fuentes próximas a la negociación. Y en ella se recoge el lenguaje que detesta la administración Trump: del cambio climático al impulso de las energías renovables, pasando por la deuda que sufren los países más pobres. Este último uno de los grandes temas que la presidencia ha puesto desde el inicio del año sobre la mesa. Según datos de la ONU ofrecidos por la organización, África gasta una media de 70 dólares por persona para pagar los intereses de la deuda a la que hacer frente, más que lo destinado a educación (63 dólares) o sanidad (44 dólares).

El texto pide dar un impulso a las renovables, a la cooperación y abordar la deuda de los países pobres

En el documento de 30 páginas también se recoge el compromiso de las principales economías globales con el multilateralismo y la cooperación en un escenario marcado por las tensiones geopolíticas, la crisis humanitaria y los recortes a las ayudas al desarrollo. En el texto se acuerda reforzar la protección de la cadena de suministro global de minerales críticos, esenciales para la economía mundial y la transición energética. La declaración advierte sobre los riesgos derivados de esas tensiones geopolíticas y “medidas comerciales unilaterales”, que podrían afectar a la disponibilidad de estos recursos. Para ello, los líderes consideran esencial garantizar que la cadena de valor de los minerales críticos pueda resistir mejor las interrupciones: ya sean causadas por conflictos políticos, pandemias, catástrofes naturales o por restricciones contrarias a las normas de la Organización Mundial del Comercio. Detrás de esas palabras, según fuentes gubernamentales, se encuentra la preocupación por la dependencia de China en este sector, que ha sido uno de los debates recurrentes en los foros de preparación de la cumbre.

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