Más Consejo de la Productividad

Más Consejo de la Productividad
Catedrático de la UB y presidente del Instituto de Economía de Barcelona

El comportamiento de la productividad en España y en Europa está generando una preocupación creciente en estas economías y no solo por la distancia que separa la economía española y europea de la de Estados Unidos, sino también por cómo ha evolucionado en estos quince últimos años. Más allá de cuáles son las variables consideradas, la realidad que reflejan no es muy halagüeña para la economía española y europea.

Dicha preocupación se está extendiendo entre los servicios de estudios económicos y también entre los agentes sociales y las instituciones. En Catalunya este es el caso de Foment con su plan para la productividad y la competitividad, el Círculo de Economía con su iniciativa para la productividad y la innovación o, muy recientemente, el Consell per a la Productivitat i el Lideratge que impulsa la Generalitat de Catalunya. La creación del Observatorio de la Productividad y la Competitividad en España del BBVA y el IVIE también va en esta misma dirección.

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La productividad preocupa cada vez más en España y Europa tras 15 años de estancamiento a y pérdida de terreno frente a EE.UU.

La UE no es ajena a dicha preocupación y ya en el 2016, mediante una recomendación del consejo, propugnó la creación de consejos nacionales de la productividad entre los países miembros con el objetivo de, mediante la elaboración de un informe anual y los dictámenes que se consideren, analizar la productividad y su comportamiento y todo aquello que la influya. A día de hoy se han creado 19 CNP en otros tantos países, siendo los dos últimos España e Italia, que lo hicieron en julio del 2024. El Consejo de la Productividad de España lleva, por tanto, operativo poco más de un año. Evaluar sus resultados es prematuro, pero parece adecuado prestar atención a los problemas que observan los mismos consejos nacionales que ya llevan funcionado entre cinco y siete años. La insuficiente dotación de recursos y de personal es el primero. Los otros son la desconexión con los protagonistas de las políticas económicas, el reducido acceso a las bases de datos y a las fuentes de información y la insuficiente capacidad de comunicar los resultados obtenidos.

Tener un organismo que ponga su foco en la productividad y en colaboración con el resto de consejos de la UE es bueno para la economía española y europea. Si, además, su tarea la lleva a cabo trabajando en red con otras iniciativas como las apuntadas en este texto, hará que sus resultados sean mejores. En general, hay más análisis sobre la evolución de las distintas magnitudes relacionadas con la productividad que propuestas concretas sobre cómo actuar. Son muchos los factores que intervienen en la evolución de la productividad y no es fácil, tampoco, evaluar en detalle cómo, por ejemplo, una reforma legislativa concreta afecta a la productividad, de ahí la importancia de instituciones como el Consejo de la Productividad de España. Minimizar las deficiencias detectadas en los distintos consejos nacionales en el consejo español debería permitir alcanzar mejor los objetivos que se le han atribuido.

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