Según el Fondo Monetario Internacional, España ha ingresado como país donante con un desembolso de 5,8 millones de euros en el Esmap (Energy Assistance Program). La mitad de la donación será asignada a dos subsectores concretos: hidrógeno renovable, dado que España pretende convertirse en referente tecnológico y liderar la exportación de hidrógeno limpio al resto del mundo, y la integración a la red de energía renovables donde se destaca como país de referencia. Energías eólicas y energías solares.
Esmap es un fondo fiduciario que surge de la asociación entre el Banco Mundial y 19 países donantes para colaborar con países de ingresos bajos y medianos. Este fondo concentra más del 90% de su financiación a los continentes asiático y africano. Es el único fondo fiduciario dedicado a las energías renovables en el Banco Mundial y a la vez es una punta de lanza en cuanto a las innovaciones sectoriales de dicha institución.
En este sentido, el parque solar Bensan de Egipto es la cuarta instalación de energía solar más grande del mundo y en su construcción participarán empresas españolas especializadas en la instalación de parques solares.
La COP 30, por su denominación de la conferencia por el Cambio Climático de Naciones Unidas que se ha celebrado en Belem, Brasil, cumple el décimo aniversario de los Acuerdos de París. Los países y regiones que han participado en la COP 30 sobre el clima se han esforzado conjuntamente para limitar el aumento global de la temperatura.
Por su parte, la Unión Europea pretende influir en la comunidad internacional para conseguir un recorte de las emisiones para que el mundo consiga que se alcancen los objetivos que se propusieron en los Acuerdos de París. Bruselas aspira a mantener el liderazgo climático global en un momento en que otras potencias muestran señales de retroceso, especialmente en materia regulatoria y en inversión verde. Se trata de reducir las emisiones de gases contaminantes, pasando del 66,25% al 72,5% por debajo de los niveles del año 1990, que deberían alcanzarse el año 2035. Debe promoverse una transición justa dejando de lado los combustibles fósiles, con el objetivo de que ningún país quede rezagado. La comisión de la UE ha presentado objetivos que rechazan las emisiones netas al menos un 55% en el año 2030 y conseguir la neutralidad climática en el año 2050. Este horizonte marca la hoja de ruta de Europa para las próximas décadas y condicionará de manera determinante la política industrial, energética y fiscal de los Estados miembros, que deberán ajustar sus marcos regulatorios para cumplir con los compromisos adoptados.