La paz se va abriendo paso poco a poco. No está siendo tan rápido como había prometido el presidente de EE.UU., Donald Trump, pero lo cierto es que parece que puede conseguirlo a pesar de las dificultades, y los mercados de valores así lo están reflejando. Para España es una buena noticia que más pronto que tarde se firme el alto el fuego en Ucrania porque permitirá impulsar un ciclo expansivo en el ámbito mundial y conjurar el riesgo de la crisis de deuda que pende sobre nuestras cabezas, sobre todo de los países más endeudados, como es nuestro caso.
Tal vez sea demasiado pronto para lanzar las campanas al vuelo. En Gaza aún hay muertos por disparos, aunque ya no es como antes. Tensiones siempre se van a producir en Oriente Medio, pero parece que se están poniendo las bases para una coexistencia pacífica duradera.
Reconstrucción
El término ‘dividendos de la paz’ lo popularizaron a finales de los ochenta Bush padre y Margaret Thatcher con el fin de la guerra fría entre los bloques comunista y capitalista
En Ucrania el acuerdo está en la punta de los dedos porque si EE.UU. No suministra armas y ayuda a Zelenski este no podrá resistir mucho tiempo por más que se empeñe Europa. La bravata lanzada por Putin de que Rusia está preparada para la guerra si la OTAN inicia las hostilidades parece que ha surtido efecto. ¿Y en Venezuela? Inevitablemente, Maduro terminará dejando la presidencia.
En este contexto, la situación geopolítica mejoraría respecto a lo que ha sido el último lustro. En términos económicos supone pasar de gastar en destrucción para iniciar un ciclo de reconstrucción, lo que conlleva una dinámica de crecimiento. Si a esto se añade el fuerte aumento de productividad que se está produciendo como resultado de la digitalización y la implantación en las empresas de la IA, permite soñar con los dividendos de la paz .
Al menos esto parece que están descontando los inversores más allá de las burbujas o correcciones que se puedan ir produciendo en el camino. Este término lo popularizaron a finales de los ochenta George H.W. Bush y Margaret Thatcher cuando se puso fin a la guerra fría entre los bloques comunista y capitalista. “Los dividendos de la paz fueron concebidos como las ganancias en crecimiento económico y bienestar social que podían derivarse de reducir el gasto militar para destinarlo a innovación, educación o sanidad”.
No hay que olvidar que entonces España e Italia gastaban en defensa cerca de un 4% del PIB, Alemania un 5%, Francia un 7% y el Reino Unido un 10%, según el Instituto Leibniz de Investigación Económica de la Universidad de Munich. Esto permitió fortalecer el Estado de bienestar, sobre todo en España en la etapa de Felipe González, lo que se tradujo a su vez en una fuerte deuda pública.
Esta situación podría repetirse y dar la razón a Pedro Sánchez cuando argumenta que no hay que gastar el 5% del PIB en defensa. Grave error bajar la guardia en seguridad en tiempos de paz. Según la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, “en los noventa redujimos nuestros gastos en defensa a menos de la mitad y creímos que disfrutábamos del dividendo de la paz, pero en realidad teníamos un déficit en seguridad. El tiempo de las ilusiones ha terminado”.
En su opinión, hay que aprovechar el dividendo de la paz para construir un ejército europeo y ganar independencia frente a EE.UU. Sin embargo, no todos los gobiernos europeos parecen estar por la labor. El problema es que la deuda pública es tan fuerte que la prioridad tendría que ser sanear las cuentas públicas. El gran debate ya no son cañones o mantequilla, sino armas o equilibrio financiero.