María Teresa Rodríguez Sáinz, nacida en Aguilar de Campoo (Palencia) en 1942, es una empresaria poco corriente. Para empezar, ella es Telle y no Tere , el apócope habitual de las Teresas, y ha estado al mando de Galletas Gullón, la única empresa galletera centenaria que queda en la población palentina, desde 1983 (desde el 2019 es presidenta de honor). Ha sido presidenta durante cerca de 40 años y el pasado lunes recibió de manos del rey Felipe VI el IX premio de España por la Trayectoria Empresarial, como homenaje a sus años al frente de la compañía. Con todo este bagaje, en su pueblo natal la conocen mejor con el delantal puesto, atendiendo en la tienda de la fábrica. “Come una galletina ”, es su frase a cada cliente.
Telle era una ama de casa con cuatro hijos cuando su marido, José Manuel Gullón, tercera generación y heredero de la familia fundadora de Galletas Gullón, falleció en un accidente de tráfico. Sin experiencia, asesorada por sus hermanos al principio, tomó las riendas del negocio en un momento de gran incertidumbre, cuando la entrada en el Mercado Común Europeo acabó con buena parte de su competencia y en un contexto social donde apenas había mujeres al frente de grandes empresas.
Bajo su liderazgo, la empresa ha pasado de 150 empleados a 2.200, con exportaciones a 125 países
Sin moverse de su pueblo, contrató en 1985 a Juan Miguel Martínez Gabaldón, director general y su mano derecha. Con “tesón, humildad y visión estratégica”, lo que la define según sus allegados, lideró una transformación basada en la reinversión continua de beneficios, la modernización industrial y el impulso a productos saludables cuando este concepto prácticamente no existía. Sigue siendo el pilar de su negocio, además de fabricar para Mercadona.
María Teresa Rodríguez
Bajo su liderazgo, la compañía pasó de una pequeña empresa familiar con 150 empleados a convertirse en un líder del sector galletero a nivel mundial que genera 2.200 puestos de trabajo directo. Es su pregunta en cada consejo de administración, explican desde la empresa: “¿Cuántos puestos de trabajo hemos creado este año?”. Con más de 130 años de historia, el modelo empresarial de Galletas Gullón se caracteriza hoy por un equilibrio entre el arraigo local y la proyección internacional, una estrategia que le ha permitido exportar sus productos a más de 125 países y consolidar una facturación de 697 millones de euros en el 2024, 10,6% más que el año pasado, de los cuales el 44% procede del mercado exterior.
“Galletas Gullón es mi vida”, afirmó muy emocionada la empresaria en una de las pocas entrevistas que ha ofrecido en su vida y que fue a causa de un conflicto que hizo extrañamente conocida a la galletera. Hace 15 años, en el 2009, los hijos varones de Rodríguez, Hernán, Rubén y Félix, quisieron relevar a su madre del cargo por desconfianza, sobre todo, en su director general. La matriarca se negó a ser descabalgada antes de tiempo, y la pelea fue tan agria que dejó para la hemeroteca uno de los momentos más peculiares de la historia empresarial española: ante la imposibilidad de acceder a las instalaciones de la compañía, porque los hijos lo impedían, Rodríguez, Martínez Gabaldón y Lourdes Gullón, la única hija, tuvieron que celebrar, junto con una notaria, una junta directiva en un Mercedes en la puerta de la fábrica. La matriarca del clan siguió siendo presidenta hasta el 2019, cuando cedió el testigo a Lourdes. Rubén y Hernán volvieron a ocupar cargos directivos en la compañía mientras que Félix compró una fábrica de galletas a Siro y se estableció aparte.
María Teresa sigue muy vinculada con su pueblo. Disfruta de la naturaleza y de pasear por el campo.Visita diariamente las fábricas y atiende en el mostrador algunas tardes, recetando a sus visitantes galletinas , dulces que le encantan porque se confiesa golosa. Conserva varias amigas de la infancia y tiene siete nietos, aunque probablemente le hayan causado menos desvelos que la niña de sus ojos, la galletera Gullón.
