La tasa de inflación de 2025 se sitúa en el 2,7%, apenas una décima por debajo del registro del año anterior.

IPC

Durante diciembre los importes se suavizaron una décima ante el descenso de los carburantes, alcanzando un nivel del 2,9%

Una mujer pone gasolina a su vehículo en una gasolinera, a 17 de junio, en Madrid, (España). El coste medio del litro de gasolina ha registrado su tercera alza consecutiva para alcanzar los 1,367 euros, su nivel más alto desde hace casi siete años. Antes de Semana Santa la gasolina y el gasóleo ya recuperaron niveles preCovid, después de acumular desde noviembre un repunte de casi el 16% el primero y de más del 17% el segundo.

El precio de los carburantes ha bajado en diciembre.

A. Pérez Meca - Europa Press / Europa Press

Las Claves

  • El ejercicio 2025 cierra con un IPC promedio del 2,7 por ciento, el nivel más bajo registrado desde el año 2020.

El encarecimiento de la vida permanece contenido y se ha mantenido así en el transcurso del año, aunque aún no logra aproximarse a la meta del 2% establecida por el BCE. El ejercicio 2025 concluye con un IPC promedio situado en el 2,7%, una cifra que ofrece lecturas favorables al ser el nivel más reducido desde 2020, si bien presenta matices menos optimistas al representar apenas una décima de descenso respecto al año previo. En consecuencia, el coste de los productos muestra dificultades para estabilizarse y se mantiene en niveles superiores a las estimaciones realizadas al comienzo del periodo.

Si en aquel momento se proyectaba un IPC cercano al 2% para todo el 2025, con el transcurso del tiempo estas estimaciones se han ido corrigiendo al alza. Las razones se encuentran en los alimentos que no terminan de moderarse, ya que en diciembre volvieron a subir consolidando una tendencia; los servicios que igualmente incrementan sus precios impulsados por un mayor consumo; y las consecuencias del apagón del 28 de abril, que han motivado la adopción de medidas de apoyo que conllevan un aumento del coste. “El año cierra con más inflación de lo anticipado, prácticamente el mismo nivel que el año pasado”, señala Raymond Funcas, director de Coyuntura de Funcas.

El año 2025 concluye de forma idéntica a su inicio, registrando en diciembre una inflación del 2,9%, igualando la cifra de enero, de acuerdo con la información preliminar publicada hoy por el Instituto Nacional de Estadística (INE). Este valor representa un descenso de una décima respecto al mes previo, motivado fundamentalmente por el abaratamiento de los combustibles y, en menor grado, por los servicios de cultura y ocio. Estos últimos experimentan un incremento, aunque inferior al observado durante el mismo periodo del ejercicio anterior. Por el contrario, los productos alimenticios se encarecen nuevamente, mostrando una persistente dificultad para reducir sus costes, siguiendo la tendencia de los meses recientes. 

Este comportamiento se explica, sobre todo, por la reducción en las tarifas de los combustibles y lubricantes para automóviles privados, en comparación con la subida de diciembre de 2024. Del mismo modo, aunque en menor grado, influyen los precios de entretenimiento y cultura, que crecen, pero menos que en el periodo equivalente del año anterior.

Durante el 2025, las tarifas disminuyeron de forma marcada entre marzo y junio, para luego repuntar nuevamente. Persiste así el margen frente a los valores de la eurozona que, con un 2,1% en noviembre, logran satisfacer el objetivo marcado por el BCE en cuanto a la inflación.

Respecto a la inflación subyacente, que omite los costes energéticos y de alimentos frescos, esta se situó en el 2,6% en diciembre. Consecuentemente, el promedio del ejercicio bajó al 2,3%, lo cual implica una reducción de seis décimas frente al dato obtenido en el 2024. 

Es evidente que los actuales registros de la inflación general distan mucho del 8,4% de 2022, que supuso la etapa más crítica de la escalada de precios, y también del 3,5% de 2023. El coste de la vida está estabilizado, objetivo que se alcanzó el año anterior, si bien aún se detectan trabas para reducirlo un nivel más.

Obstáculos que durante los meses recientes se han focalizado en la comida y el sector servicios. Aún no disponemos de los pormenores de las cifras de diciembre, que se conocerán en un par de semanas, aunque en noviembre resultó evidente que ambos elementos mostraban mayor dificultad para descender. Los productos alimenticios, por citar un caso, se incrementaron cuatro décimas en noviembre hasta situarse en el 2,8%, igualando el nivel máximo anual registrado también en junio. La tensión es particularmente intensa en los alimentos elaborados, una categoría que elevaría su porcentaje considerablemente de no ser por el efecto equilibrador del aceite de oliva, cuyo coste continúa disminuyendo de manera notable.

En adelante, se prevé que la inflación se atenúe durante el arranque de 2026, si bien, nuevamente, el proceso resultará más lento de lo que se había estimado antes. “No veo que vaya a aflojar de una manera rápida”, apunta Raymond Torres, de Funcas, quien pronostica que la meta del 2% se retrasará, ya que el próximo año los precios oscilarán alrededor del 2,5%. 

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