Las Claves
- El sector aéreo global alcanzó cifras históricas en 2025 superando los 5.200 millones de pasajeros según proyecciones de la IATA.
Este periodo que concluye marcará un hito histórico para el sector aéreo global: superando los 5.200 millones de usuarios en trayectos comerciales, de acuerdo con las proyecciones actuales de la Asociación Internacional de Transporte Aéreo (IATA), entidad que contabiliza los pasajeros movilizados por las compañías (registrando cada trayecto por separado). En contraste, el Airports Council International (ACI World) sitúa dicho valor en los 9.800 millones de viajeros, debido a que su metodología evalúa la afluencia global en las terminales, abarcando escalas y tránsitos, lo cual casi dobla el dato proporcionado por la IATA. Tales resultados ratifican que este año ha representado una etapa sin precedentes en cuanto a la cantidad de desplazamientos.
Todo desastre de aviación que resulte en fallecimientos constituye, inherentemente, una tragedia. No obstante, aun considerando los percances ocurridos durante el transcurso de 2025, el transporte aéreo de pasajeros continúa evidenciando que conserva estándares de protección sumamente altos. El número de decesos ha aumentado solamente debido a un conjunto de sucesos específicos, varios de los cuales poseen una naturaleza extraordinaria.
El sector de la aviación comercial continúa evidenciando que preserva unos estándares de seguridad sumamente altos.
El mes de enero se inició con un percance en Australia. Al empezar el periodo, un Cessna Caravan equipado con flotadores, perteneciente a la compañía Hidro Swan River, tuvo un accidente mientras trataba de despegar. La aeronave monomotor fue incapaz de elevarse y la colisión provocó el fallecimiento de tres personas a bordo.
Durante ese mismo mes, el día 29, tuvo lugar un siniestro de mayor gravedad en Sudán del Sur. Un Beechcraft 1900D de la empresa Light Air Services, el cual cubría un trayecto chárter para transportar operarios del sector petrolífero, se accidentó mientras realizaba el aterrizaje. Las 20 personas que se encontraban a bordo perdieron la vida.
El desastre en África se vio opacado por un suceso que tuvo lugar poco tiempo más tarde en Estados Unidos, debido a su ubicación y a los detalles del incidente. Dentro del aeropuerto nacional de Washington, una aeronave regional CRJ-700 chocó en pleno vuelo contra un helicóptero perteneciente al Ejército de Tierra estadounidense encima del río Potomac, justo cuando el transporte comercial se encontraba a instantes de aterrizar. A bordo del reactor se encontraban 64 individuos, incluyendo viajeros y personal de vuelo, en tanto que el helicóptero era tripulado por tres militares. La totalidad de las 67 personas falleció a muy poca distancia de la Casa Blanca.
Durante el mes de febrero, a escasas jornadas del siniestro en Washington, otra aeronave se precipitó igualmente en suelo de Estados Unidos. El día 6, un Cessna Caravan perteneciente a la empresa Bering Air, utilizado para trayectos locales entre aeródromos reducidos de Alaska, sufrió un impacto que provocó el fallecimiento de sus diez integrantes: un aviador y nueve viajeros.
En el transcurso de marzo, la escasamente célebre Lanhsa (Líneas Aéreas Nacionales de Honduras) experimentó un trágico siniestro el 17. Una de sus aeronaves British Aerospace Jetstream 32 colisionó luego de su partida desde el aeropuerto de Roatán. Perdieron la vida 12 de las 17 personas a bordo, y la empresa, seriamente impactada por el incidente, terminó sus actividades poco tiempo más tarde.
Durante ese mismo mes, el día 22, la firma keniata Trident Cargo realizaba un trayecto de mercancías con cinco tripulantes hacia Mogadiscio, en Somalia. La aeronave, un antiguo De Havilland Buffalo, presentó fallos durante el vuelo y se precipitó en el litoral, a unos 20 kilómetros de la capital somalí. No hubo sobrevivientes.
Durante el 12 de junio ocurrió el desastre más grave del ejercicio, debido a la cantidad de fallecidos y a las condiciones de la tragedia. Una aeronave Boeing 787 Dreamliner perteneciente a Air India colisionó instantes después de su partida desde el aeropuerto internacional Sardar Vallabhbhai Patel, localizado en Ahmedabad. El aparato se precipitó encima de un alojamiento estudiantil ubicado a cerca de un kilómetro y medio del inicio de la pista. Perdieron la vida 241 de los 242 pasajeros de la nave, la cual se dirigía hacia Londres-Gatwick, además de 19 individuos que estaban en la superficie. La única persona que sobrevivió consiguió salir del área del choque caminando por sí misma, protagonizando uno de los hechos más asombrosos de la temporada.
El 8 de julio ocurrió el único siniestro con víctimas mortales vinculado a una firma de España, aunque motivado por un suceso completamente ajeno a la gestión del vuelo. Un Airbus de Volotea se disponía a maniobrar en el aeropuerto de Bérgamo cuando un individuo ajeno al pasaje, los empleados o la tripulación entró en la pista y se lanzó hacia uno de los motores del avión, un acto suicida que provocó una muerte.
En esa misma fecha, el día 24, un Antonov AN-24 perteneciente a la firma rusa Angara Airlines cubría un trayecto entre Khabarovsk y Tynda, con una parada en Blagoveshchensk. Pese a que el segmento inicial del vuelo transcurrió de forma habitual, la meteorología desfavorable en el segundo tramo derivó en el descontrol de la aeronave, que acabó impactando en un bosque situado cerca del aeropuerto de destino.
Las 48 personas a bordo perdieron la vida durante el choque. Durante el mes de octubre, un Boeing 747 de carga perteneciente a una firma turca y operado por Emirates, se salió de la pista el día 20 en las instalaciones de Hong Kong después de tomar tierra desde Dubái. Aunque los cuatro miembros de la tripulación resultaron ilesos, el siniestro tuvo consecuencias mortales cuando la aeronave chocó contra un transporte de servicios del aeropuerto que terminó sumergido. Dos personas que se encontraban en dicho vehículo fallecieron por ahogamiento.
Siete días después, el día 28, un Cessna Caravan que operaba vuelos chárter rumbo a campamentos de safaris se accidentó en las inmediaciones de Kwale, en Kenia. En el percance fallecieron uno de los pilotos y los diez turistas europeos que se hallaban a bordo.
A lo largo de noviembre, el aeropuerto de Louisville, principal base de actividades de UPS, registró un trágico siniestro. Un McDonnell Douglas MD-11 de transporte se accidentó al despegar luego de que se desprendiera uno de sus motores, lo que generó un fuego en el momento de la rotación. El aparato impactó contra naves industriales situadas cerca de la terminal, provocando el deceso de los tres tripulantes y de una docena de personas en la zona.
Por último, en diciembre, un Cessna 650 de la empresa Jetpro SA se precipitó a dos kilómetros de distancia del aeródromo de Toluca, en México, durante la etapa final de aproximación de un traslado particular proveniente de Acapulco. La aeronave perdió el mando y terminó colisionando contra complejos deportivos y una bodega. Sus diez ocupantes fallecieron.
El siniestro final del año ocurrió el 23 de diciembre, cuando un Dassault Falcon 50 gestionado por la firma maltesa Harmony Jets Malta se precipitó al sur de Haymana, en Turquía. La aeronave, que cubría la ruta entre Ankara y Trípoli, experimentó averías en sus motores y no logró retornar a la terminal de origen. Perdieron la vida los ocho integrantes a bordo, que incluían a dos pilotos y seis pasajeros.
