A los 16 años, Nico Marco comenzó a crear y comercializar bisutería de estilo hip-hop. “Soy muy fan de esta moda y no encontraba joyas de este estilo, así que fabricaba unas cuantas, me quedaba una para mí y vendía el resto”, rememoró Marco. Lo que al principio era un emprendimiento informal y de muy reducida envergadura fue cobrando impulso y magnitud, particularmente después de que Marc Pi, un amigo de su niñez, se uniera como socio. Doce meses más tarde, en 2021, ambos socios habían transformado el modesto proyecto joyero de Marco en la compañía Gold Dealers.
Afirman ser “la primera marca de joyería hip-hop en España” y “haberse convertido en la referencia en bisutería urbana para hombre”. Los fundadores, quienes actualmente tienen 24 años, siguen encargándose de los diseños, pero han subcontratado la fabricación. “Trabajamos con varios talleres de Barcelona e Italia y también con fábricas de otros países, en función de los conocimientos y de la maquinaria necesaria”, detalla Marco. Los accesorios de Gold Dealers se elaboran principalmente con acero o plata, a menudo recubiertos de oro.
Una joya de Gold Dealers
La principal vía de comercialización es el sitio web de la firma, pero desde julio del presente año, los empresarios también disponen de un local físico en la concurrida calle Portaferrissa de Barcelona, el cual representa ya el 20% de los ingresos. A raíz del buen desempeño de este primer punto de venta físico, Marco y Pi planean inaugurar dos establecimientos adicionales durante el año venidero: uno en Madrid y otro en València. Cada nuevo establecimiento requerirá una inversión aproximada de 150.000 euros, sumándose a los 300.000 euros de capital inicial aportado por ambos socios.
Para afrontar las nuevas aperturas, los cofundadores están concluyendo una ronda de financiación de 400.000 euros. Esta inyección de capital también se destinará a aumentar la producción, presentar nuevas colecciones, expandir la plantilla, adquirir licencias y potenciar el marketing. Entre los planes futuros, Marco adelanta que aspiran a incursionar en el mercado femenino y a lanzar colecciones exclusivas para el próximo Mundial de fútbol, lo que justifica la necesidad de fondos para la compra de licencias. Adicionalmente, los socios buscan habilitar la venta de sus productos en comercios de terceros. Con estas iniciativas, proyectan alcanzar una facturación de seis millones de euros para finales de 2026, lo que representa un incremento de más de cinco veces respecto a la facturación actual de 1,1 millones de euros.
Con sede en el distrito de Gràcia de Barcelona, la compañía cuenta con diez empleados, incluyendo a los cofundadores, quienes planean contratar a dos gerentes para que apoyen la expansión de su cada vez menos modesta empresa.
