Había anotado tres títulos posibles para este artículo: Concupiscencia intrépida, luminosa concupiscenciae insaciable concupiscencia. Son tres formas de concupiscencia, que aparecen, con sus correspondientes calificativos, en La vida dels cossos de Guillem Frontera (Arimany, Mallorca, 1945).
Intrépida: la protagonista vive su cuerpo, enfrentándose con el marido, catalán, falangista y del Opus. Una buena parte de la acción se situa antes de la muerte de Franco. Carlos es el heredero de una empresa que da pingües beneficios, vive en Madrid, veranea en Begur, tiene casa en Barcelona: pura oligarquía franquista. Luminosa: el sexo aparece como una de las grandes experiencias de la vida. Sexo adolescente, clandestino y sexo a los sesenta años. Paula se siente una privilegiada al poder vivirlo cuando otras mujeres de su edad han perdido el deseo. Insaciable:al final de la novela está a punto de atravesar
una puerta complicada. No puedo explicar detalles porque, en este caso, los giros argumentales cuentan.
En el 2007 La mort i la pluja relanzó de una manera muy importante la obra de Guillem Frontera, que había tenido un gran momento en los setenta. Después de aquel libro, ha hecho voltear campanas con L’adeu del mestre (2013) y Sicília sense morts (2015). En la primera retrata la Mallorca tradicional y la gente sencilla. En las otras dos, lanza un diagnósti-co de Mallorca en nuestros días,
con la especulación, el turismo, las tramas mafiosas y, en el otro cabo, la pasión, la reflexión, la creación. En La vida dels cossos, Paula es una mujer creativa que se enfrenta a un mundo aplastante. Tiene dos amigos de infancia, con los que forma un trío a la manera de Jules et Jim: uno es diplomático y el otro, un tipo fuerte, que
se ha hecho a sí mismo y que acaba navegando por aguas negras. Uno le envía poemas de Montale y Màrius Torres y le habla de Anselm Turmeda. La llamada del otro va directa al sexo. Cuerpo y espíritu, frente a la represión (el marido) y la banalidad de los periodistas amigos con los que, viuda, se va a la cama. Y está también el amor adúltero, que representa el compromiso moral: el joven comunista.
La novela tiene dos momentos destacados. El primer, cuando Laura, Salvador y Bernat son chavalines y se tocan en una cueva, junto a un higuera: el mundo de La mort i la pluja. El segundo, cuando Paula es joven y vive en Madrid. Frontera describe el ambiente de los últimos años del franquismo, un tema que no se ha tratado mucho. Lo importante es el retrato de la mujer apasionada. El autor la va dibujando como un artista enamorado. La historia de la mujer mayor golosa de sexo (un gran tabú a derribar) plantea un reto: que el lector se enamore tanto com se enamoran los personajes y que no sea un simple espectador de sus pasiones.
El escritor mallorquín Guillem Frontera en una imagen del 2013jaime reina
Escena preferida: el marido ha ingresado a Paula en un sanatorio discreto. Salvador la visita. En el jardín una Virgen de diecisiete años sostiene a un Cristo muerto que se parece a Nietzsche: Paula es una mater dolorosa capturada en un bloque de mármol. Éxtasis y dolor.
Guillem Frontera
La vida dels cossos
Proa. 267 páginas. 17,50 euros