Prevención de riesgos laborales en profesionales autónomos: ¿obligación o necesidad?

Consejos empresariales

La seguridad laboral en autónomos no siempre es obligatoria, pero sí fundamental para evitar imprevistos que pueden costar caro

Prevención de riesgos laborales en profesionales autónomos: ¿obligación o necesidad?

Prevención de riesgos laborales en profesionales autónomos: ¿obligación o necesidad?

Ser autónomo o autónoma significa tener capacidad para gestionar tu propio negocio, pero también implica asumir todos los riesgos derivados de la actividad profesional. La prevención de riesgos laborales (PRL) a menudo se percibe como una obligación exclusiva de las empresas con personas asalariadas. Sin embargo, hay que preguntarse: ¿qué pasa cuando una persona autónoma sufre un accidente o una enfermedad derivada del trabajo?

No es obligatorio…, pero sí necesario

Aunque la normativa no obliga los profesionales autónomos sin plantilla a implementar un sistema de prevención de riesgos laborales (PRL), la realidad es que las consecuencias de un accidente pueden ser devastadoras también para quienes trabaja por su cuenta. Una lesión grave puede suponer una parada forzosa de la actividad, una reducción drástica de ingresos y, en algunos casos, la imposibilidad de continuar ejerciendo la profesión.

¿Qué dice la normativa?

La Ley 31/1995, de Prevención de Riesgos Laborales (LPRL), establece que solo los autónomos y las autónomas que tienen a cargo persones asalariadas tienen que cumplir con sus obligaciones generales en materia de seguridad y salud. Ahora bien, esto no quiere decir que la prevención sea prescindible; hay situaciones en que la persona autónoma sí que tiene que adoptar medidas de prevención:

• Cuando trabaja en espacios compartidos con otras empresas tiene que cumplir con la coordinación de actividades empresariales (RD 171/2004), para garantizar la seguridad colectiva.

• Cuando la ley o los contratos así lo exijan, de acuerdo con el Estatuto del Trabajador Autónomo (ETA), artículo 5.b, que fija el cumplimiento de obligaciones de seguridad en función de la normativa.

Por lo tanto, a pesar de que no hay una obligación universal para todos los profesionales autónomos, la ley sí que prevé situaciones en que hay que adoptar medidas de prevención y, si lo hace, es porque el riesgo es real y la seguridad laboral no es solo una cuestión de regulación, sino de protección personal y profesional.

¿En qué situaciones la prevención acontece imprescindible?

Más allá de la obligación legal, hay situaciones en que tener un enfoque preventivo es esencial para garantizar la seguridad y la viabilidad del negocio. En sectores con riesgos físicos evidentes, como la construcción, la industria o el transporte, accidentes como caídas, cortes o sobrecargas pueden afectar gravemente tanto la salud como la actividad profesional.

También es fundamental en espacios compartidos con otras empresas, donde la coordinación de la PRL es necesaria para garantizar la seguridad colectiva. En el caso de los autónomos económicamente dependientes (TRADE), los clientes pueden exigir medidas de seguridad como requisito contractual. Además, otras actividades, como el trabajo de oficina o la conducción prolongada, pueden comportar riesgos ergonómicos o psicosociales que afectan a la salud y al rendimiento.

Pequeños cambios, grandes beneficios

No se trata de convertirse en una empresa con una estructura compleja de PRL, sino de incorporar medidas y buenas prácticas que pueden marcar la diferencia.

Identificar y evaluar los posibles riesgos laborales derivados de la actividad propia permite minimizar posibles accidentes y mejorar la seguridad y la salud del día a día. Acciones sencillas como optimizar la postura ante el ordenador, asegurar espacios de trabajo seguros en oficinas, talleres o exteriores y utilizar equipos de protección individuales (EPI) pueden tener un gran impacto en la prevención. Además, adquirir conocimientos básicos de seguridad a través de formación ayuda a reducir la probabilidad de accidentes y a trabajar con más confianza y tranquilidad.

Un cambio de mentalidad para proteger tu futuro

La prevención no es solo un requisito normativo en determinadas situaciones, sino una estrategia de protección personal y económica. Quién trabaja seguro, trabaja mejor, y esto se traduce en más estabilidad y rentabilidad para la persona autónoma. En este sentido, la pregunta clave no es “¿estoy obligado?”, sino “¿qué me puede pasar si no me lo tomo seriamente?”. Por eso, más allá del cumplimiento normativo, hay que reflexionar sobre si realmente nos podemos permitir no adoptar medidas preventivas.

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