Hay experiencias que cambian una vida y pueden terminar marcando muchas más. Cuando el padre de Iván Martínez sufrió un ictus, todo se detuvo. La movilidad, la autonomía, la rutina. Pero también fue el inicio de algo. Lo que en un primer momento fue una herida familiar se transformó —a base de piezas, motores y algoritmos— en una tecnología que devuelve a las personas que viven las secuelas de un ictus la posibilidad de levantarse, moverse un poco cada día y recuperar una pizca de independencia y, sobre todo, de felicidad.
De esa experiencia, nació Robopedics, una pyme que demuestra que también desde lo pequeño se puede innovar y llegar muy lejos. “Ofrecemos una solución concreta a un problema común: hay millones de personas con discapacidad que han perdido la capacidad de caminar y no encuentran una alternativa viable en los exoesqueletos actuales, que son caros, pesados y están pensados para el ámbito clínico”, explica Iván. Concretamente, el ictus es hoy la primera causa de discapacidad adquirida en adultos en España. Cada año se detectan más de 120.000 nuevos casos, y el 70% de ellos afectan a personas mayores de 65 años.
En Cataluña, casi una de cada cinco personas ya pertenece a este grupo de edad. Vivimos más años, pero no siempre llegamos como desearíamos. Ese es, precisamente, uno de los grandes desafíos de este tiempo: se necesitan nuevas soluciones para envejecer bien, con mayor calidad de vida y con dignidad. Es aquí donde entra en juego la tecnología: no como sustituta de los cuidados, sino como aliada.
Cuando una pequeña empresa tecnológica consigue salir adelante es porque cubre una necesidad muy específica que nadie más ha resuelto todavía”
Para profundizar más en esta cuestión, Empresas de Vanguardia organizó la mesa redonda Cuidar con tecnología: ¿cómo puede ayudarnos en salud, bienestar y envejecimiento?, celebrada en el marco de la exposición Simbiòpolis organizada por Mobile World Capital. En el encuentro participó el propio Iván Martínez, CEO de Robopedics, Daniel Amatller, divugador científico e impulsor de Més que ciència, y Eduard Martín, CIO de Mobile World Capital Barcelona. Sus intervenciones demostraron que, en un momento en que el envejecimiento de la población supone una transformación social profunda, lo digital también puede ser útil, cálido y profundamente humano.
“La Organización Mundial de la Salud calcula que, en 2030, una de cada seis personas en el mundo tendrá 60 años o más”, recordó Eduard Martín durante el encuentro. Y con ese dato sobre la mesa, defendió una idea clara: la tecnología debe estar al servicio de este cambio. “Barcelona se ha convertido en un laboratorio vivo de estas tecnologías enfocadas a las personas y, en el campo sanitario, hemos sido pioneros en la realización de cirugías de precisión a distancia o la extensión de robots asistenciales para personas mayores”, apuntaba. En este último ejemplo, lo verdaderamente transformador no es la tecnología en sí, sino el vínculo que se genera. “En algunos casos, las personas llegaron a establecer una conexión emocional con los robots. La tecnología no solo resolvía una necesidad, también acompañaba”, explicó.

Robopedics y Més que ciència son dos proyectos que forman parte de Empresas de Vanguardia, un espacio para impulsar y dar visibilidad a las pymes
De la residencia al museo
Ese componente emocional también atraviesa el proyecto de Daniel Amatller. En su caso, el punto de partida fue una idea sencilla: “quería llevar a mi madre al museo”. Así comenzó Més que ciència, una iniciativa que utiliza la realidad virtual para acercar el conocimiento científico y cultural a personas mayores que ya no pueden desplazarse con facilidad. Ahora, desde una residencia, pueden adentrarse en las cuevas de Altamira, pasear por los yacimientos de Atapuerca o visitar una base científica en la Antártida. Más allá del viaje virtual, lo importante es lo que genera: una conversación, una emoción compartida, una reivindicación de que todavía están aquí.
Pero si hablamos de tecnología -aunque sea aplicada al cuidado-, hay un elemento que genera todavía cierto recelo: los datos. ¿Qué ocurre cuando una herramienta no solo acompaña, sino que también recoge información sobre nuestros movimientos, nuestra salud, incluso nuestras emociones? ¿Podemos confiar? ¿Hasta qué punto ese dato nos cuida o nos controla?
Lo importante no es el dato en sí, sino el propósito con el que se utiliza”
En Robopedics, por ejemplo, la conectividad del dispositivo no está pensada para vigilar, sino para ser más precisa. “Es algo fundamental”, explicaba Iván Martínez durante la mesa. “Nos permite monitorizar el funcionamiento de los dispositivos, ofrecer un mejor servicio técnico y hacer un seguimiento más preciso del proceso de recuperación”. Gracias a esos datos, cada persona puede avanzar a su ritmo, con un acompañamiento más adaptado. Y a largo plazo, esa misma información podría abrir la puerta a nuevos modelos de atención, más personalizados, más eficaces.
Eduard Martín lo resumía así durante la mesa: “lo importante no es el dato en sí, sino el propósito con el que se utiliza. En el campo de la salud y el bienestar, tenemos casos de experiencias en las que los datos están siendo clave para la prevención de enfermedades, diagnósticos tempranos, o, incluso, para la identificación de las emociones de las personas”. El valor no está, por tanto, en acumular información, sino en convertirla en algo útil, responsable, ético. Y para lograrlo, es fundamental que los desarrollos tecnológicos incluyan también miradas diversas. “La tecnología en sí misma no es cálida”, apuntaba Daniel Amatller, “pero puede serlo si la diseñamos entre todos: no solo técnicos, también educadores, filósofos, profesionales de la salud”. Solo así conseguiremos que lo digital, además de eficaz, sea también comprensible y cercano.

La mesa redonda se celebró en el contexto de la exposición 'Simbiòpolis', organizada por Mobile World Capital en el Palau Robert
Tecnologías de proximidad
Cuando pensamos en innovación tecnológica, a menudo imaginamos grandes corporaciones, sedes lejanas y cifras millonarias. Pero muchas de las soluciones que están cambiando la forma en que cuidamos —y nos cuidamos— nacen de lugares mucho más próximos. En Cataluña, las pequeñas y medianas empresas representan el 99,6% del tejido empresarial y generan el 70% del empleo y, en este ámbito, “las pymes diseñan productos que solucionan problemas que detectan en su comunidad, pero que pueden ser exportados a muchas otras”, defendía Amatller.
No hablamos solo de proximidad geográfica, sino emocional: cuando una tecnología surge del contacto directo con quienes la necesitan, no hay que hacer grandes esfuerzos por humanizarla. Para Iván, la clave está en ofrecer algo accesible y diseñado para el día a día. “Cuando una pequeña empresa tecnológica consigue salir adelante es porque cubre una necesidad muy específica que nadie más ha resuelto todavía. Y eso aporta muchísimo valor al usuario”.
“La tecnología en sí misma no es cálida, puede serlo si la diseñamos entre todos
El reto ahora es escalar estas soluciones sin perder su esencia. Hacerlas sostenibles, accesibles y útiles en un mundo que cambia deprisa y envejece más rápido aún. Esos son partes de los deberes, pero Eduard Martín avisa, hay que ir más allá y poner foco en las ciudades porque “en 2050 concentrarán el 70% de la población mundial. Tenemos que repensarlas para que personas, tecnología y naturaleza convivan con el objetivo de crear entornos más inclusivos y saludables”. La tecnología, apuntó, será una herramienta imprescindible para conseguirlo con soluciones enfocadas a mejorar “la calidad del aire, la ordenación de la movilidad o el desarrollo de servicios para la asistencia de personas con necesidades”. Hacer realidad una Sociedad 5.0 —ética, conectada, centrada en las personas— implicará cambiar también la mirada. Porque cuidar no es solo lo que se hace, sino desde dónde y para quién se hace.
Evento exclusivo de Empresas de Vanguardia
Esta mesa redonda es un evento exclusivo de Empresas de Vanguardia, una iniciativa de La Vanguardia para dar visibilidad a las pequeñas y medianas empresas. A través de este proyecto, las pymes suscritas tienen la oportunidad de compartir su historia, logros y desafíos con el apoyo de periodistas especializados, quienes se encargan de plasmar su trayectoria en artículos que resaltan su valor diferencial. Más allá de la difusión, Empresas de Vanguardia busca construir una comunidad empresarial donde los participantes puedan intercambiar experiencias, generar sinergias y acceder a recursos estratégicos que impulsen su crecimiento.
Simbiòpolis
Tecnología, personas y naturaleza en equilibrio: una nueva forma de habitar el futuro
Simbiòpolis es una experiencia inmersiva y gratuita en el Palau Robert (del 13 de junio al 31 de agosto de 2025) que combina tecnología y arte digital para explorar cómo convivimos con la tecnología, la naturaleza y entre nosotros en la ciudad del futuro. Dividida en tres ejes —ciudad, persona y naturaleza—, propone un recorrido interactivo lleno de instalaciones con IA, realidad virtual, gemelos digitales, robótica y arte sensorial, todo bajo la mirada de la Sociedad 5.0. La exposición está diseñada para invitar a toda la ciudadanía a ver, probar y reflexionar sobre el impacto de la tecnología en ámbitos cotidianos.