La normativa sobre gestión de envases ha dado un giro de 180 grados con la entrada en vigor del Real Decreto 1055/2022, que amplía significativamente las obligaciones de las empresas en relación con la responsabilidad sobre los envases que ponen en el mercado. En este nuevo contexto, los SCRAP (Sistemas Colectivos de Responsabilidad Ampliada del Productor) se convierten en una herramienta clave para garantizar el cumplimiento legal y favorecer un modelo más sostenible y circular.
¿Qué es un SCRAP y qué papel desempeña en la gestión de envases?
Un SCRAP es una entidad que agrupa a productores para asumir de forma colectiva la responsabilidad sobre la gestión de los residuos derivados de los envases que introducen en el mercado. Esta responsabilidad ampliada implica financiar y organizar la recogida, el tratamiento y el reciclaje de los envases una vez que se convierten en residuo. En el caso de los envases, la ley exige que sea el propio envasador quien se responsabilice de su fin de vida útil.
Ante la complejidad logística y administrativa de esta gestión, especialmente en mercados con múltiples actores, los SCRAP se presentan como la solución más viable y eficiente.
Aunque el Real Decreto se publicó en 2022, es a partir de enero de 2025 cuando entran en vigor algunos de los requisitos más relevantes, lo que ha generado un notable aumento del interés y la preocupación en el tejido empresarial. Esta normativa sustituye y actualiza el marco legal vigente desde 1997, y amplía la obligación de la Responsabilidad Ampliada del Productor (RAP), que hasta ahora solo se aplicaba a envases domésticos. A partir de ahora, también afecta a envases comerciales e industriales.
Esta ampliación implica nuevos requisitos para todas las empresas que introducen productos envasados en el mercado español, ya sea mediante producción, distribución o importación, sin importar su tamaño o volumen de actividad. No hay excepciones: cualquier empresa que ponga envases en el mercado está obligada a cumplir la normativa.
¿SIRAP o SCRAP? ¿Qué opción elegir?
Las empresas pueden cumplir con la normativa de dos formas:
SIRAP (Sistema Individual): el productor asume directamente toda la gestión de los residuos de sus envases. Es una opción viable para empresas con circuitos muy cerrados (como el canal HORECA) y capacidad de controlar todo el ciclo de vida del producto.
SCRAP (Sistema Colectivo): pensado para entornos más complejos donde varias empresas comparten responsabilidades. Es el sistema elegido por más del 95 % de las empresas, ya que permite centrarse en su actividad principal sin asumir directamente la gestión de residuos.
La gran mayoría de las empresas optan por el SCRAP, ya que permite delegar la gestión y centrarse en el negocio. El SIRAP solo es factible para empresas con un control muy preciso sobre sus envases y su trazabilidad.
Entonces, ¿cuáles son las principales obligaciones para las empresas?
- Inscribirse en el Registro de Productores habilitado por el MITECO (Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico) y obtener un número de identificación como envasador.
- Presentar una declaración anual durante el primer trimestre del año sobre los envases puestos en el mercado el año anterior, detallando cantidades y tipos de materiales.
- Adherirse a un SCRAP (o constituir un SIRAP) y presentar el certificado correspondiente ante el MITECO.
- Incluir en las facturas el número de registro y la contribución al SCRAP.
- Cumplir con las obligaciones de marcado en los envases, como informar si son reutilizables o en qué contenedor deben depositarse en el caso de residuos domésticos.
El Real Decreto establece un régimen sancionador para las empresas que incumplan. Las multas varían en función de la gravedad de la infracción. Además, las empresas también se arriesgan a perder reputación o el acceso a determinados mercados.
Más allá del deber legal: los SCRAP como aliados estratégicos
Más allá de su función obligatoria, los SCRAP pueden actuar como aliados estratégicos para las empresas. Además de ofrecer asesoramiento técnico y contribuir a mejorar la trazabilidad y eficiencia en la gestión de envases, deben fomentar el ecodiseño y la prevención en la generación de residuos. A medida que la economía circular gana protagonismo, estos sistemas colectivos pueden ayudar a las empresas a avanzar hacia modelos más sostenibles.
La burocracia: un reto persistente
Uno de los principales obstáculos es el aumento de la carga administrativa. Cumplir con la normativa implica nuevos trámites, sistemas de gestión interna y reorganización operativa, desde el recuento preciso de los envases hasta la adaptación de las facturas.
Este esfuerzo, a menudo invisible y no productivo, ha sido mal recibido especialmente por las pequeñas y medianas empresas, que reclaman mayor claridad y acompañamiento en el proceso.
Cuatro aspectos clave que la empresa debe tener en cuenta
- Verifica si eres un “productor de producto” y, por tanto, sujeto a la normativa.
- Regístrate en el Ministerio y obtén tu número oficial como envasador.
- Declara anualmente los envases que hayas puesto en el mercado.
- Adhiérete a un SCRAP (o impulsa un SIRAP si es viable) para cumplir con la responsabilidad ampliada.
Aunque hace más de dos años que se publicó, muchas empresas todavía desconocen el alcance del Real Decreto 1055/2022. Su transversalidad hace que afecte prácticamente a todos los sectores, y su complejidad legal y burocrática genera inseguridad. La reciente aprobación de un reglamento europeo sobre envases y la consulta pública abierta por el Ministerio para modificar algunos aspectos del Real Decreto evidencian que el marco legal aún está en evolución.
La gestión de envases y la responsabilidad ampliada del productor son ya una realidad ineludible para las empresas. La adhesión a un SCRAP se presenta como la vía más eficiente para cumplir con la normativa, a pesar de la carga administrativa que conlleva. La clave estará en aprovechar el valor añadido que pueden ofrecer estos sistemas colectivos, especialmente en ecodiseño y sostenibilidad, y en seguir de cerca la evolución normativa para adaptarse con agilidad.