Vemos cómo adoptamos cafeterías anglosajonas, moda de París y gastronomía internacional, pero ¿por qué no importamos un sistema más eficiente para fomentar el emprendimiento?
España tiene talento y creatividad, pero abrir una empresa sigue siendo una odisea. La burocracia, los altos impuestos y la falta de apoyo institucional lo convierten en un reto titánico. Mientras que en otros países el proceso lleva horas, aquí pueden ser semanas o meses, con una carga fiscal que ahoga desde el inicio.
En Nueva Zelanda, registrar una empresa es un trámite de un día. Singapur ha hecho de la facilidad para emprender su ventaja competitiva. ¿Por qué no aprendemos de ellos?
Los empresarios generamos empleo, innovación y riqueza. Reducir trabas e impuestos iniciales fortalecería la economía y crearía un entorno más próspero. Si podemos adoptar tendencias extranjeras, también podemos adoptar medidas que impulsen el emprendimiento.
Veturián Arana, fundador y co-director de SAAMA Internacional
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