Cartas del empresario

Ser sostenible no es caro

Hoy en día, muchos productos y servicios llevan la etiqueta ECO, aunque no siempre cumplen con un verdadero estándar ecológico si se analizan en detalle sus materiales o su cadena de producción. Esta etiqueta suele ir acompañada de un aumento de precio, lo que ha llevado a la percepción de que la sostenibilidad es costosa.

Sin embargo, ser sostenible no implica necesariamente un gran desembolso. Pequeñas adaptaciones en el hogar pueden marcar la diferencia sin afectar al bolsillo. Por ejemplo, la instalación de reguladores de agua en los grifos, temporizadores en las duchas o mecanismos automáticos que eviten desperdiciar agua fría hasta que salga caliente pueden reducir el consumo en un 50%, lo que se traduce en un menor gasto.

Otra práctica sencilla es cambiar la forma en que secamos la ropa. Optimizar el uso del espacio y aprovechar la luz solar no solo disminuye el consumo energético, sino que también beneficia la salud. Está científicamente demostrado que secar la ropa al sol contribuye al bienestar tanto de las personas como de los propios textiles.

La sostenibilidad no tiene por qué ser cara. Pequeños cambios pueden generar un impacto positivo en el planeta sin suponer un gasto extra.

Elisabet Diaz. CEO y Fundadora de Terrahut

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