El valor de la experiencia

Vivimos en un mundo en el que cada vez corremos más el riesgo de caer en la vulgarización y en la banalización de los productos, incluso en aquello que comemos y bebemos. Fundamentalmente, esto está provocado por las enormes presiones de costes y márgenes frente a las cuales muchos optan por esa respuesta fácil: lo más barato (y de calidad no hablamos).

Es cierto que hay numerosos ejemplos de éxito de dicha filosofía de negocio. No obstante, algunos aún pensamos que es mejor seguir luchando que morir arrodillados, aún con el riesgo de ir contracorriente, y optamos por el camino difícil y tortuoso: diferenciarse y ofrecer una experiencia diferente y enriquecedora a tus clientes.

Tu ventaja competitiva puede descansar en tus costes o tus cuotas de mercado, pero siempre tendrás el riesgo de que alguien lo fabrique un céntimo más barato.

Debes de ser consciente de tus capacidades, ponerlas en valor y conseguir que tu consumidor viva esa experiencia y la disfrute, porque las experiencias y los buenos recuerdos no tienen competidores y la vida es demasiado complicada para no permitirse el pequeño placer de disfrutar de la mejor comida del día: el aperitivo.

¡Salud y Vermut!

Rosendo Caso, director general de Espinaler 1896