Sé que muchas pequeñas empresas temen los costes, pero hay acciones sostenibles de gran impacto y bajo presupuesto: Usar iluminación LED, digitalizar procesos, evitar embalajes plásticos, gestionar bien los residuos, y priorizar materiales duraderos, reciclados o desmontables reduce tanto el impacto como los costes a largo plazo.
Elegir proveedores sostenibles, fomentar la reutilización, minimizar distancias de transporte y aplicar políticas internas con incentivos —como premiar al trabajador más sostenible— apenas requiere inversión, pero sí voluntad.
El coste de no actuar es mucho mayor: Legar a las nuevas generaciones un planeta inhabitable. Ser una empresa sostenible no es solo posible, es imprescindible.
Prof. Dr. Jesús Costa Vila, presidente del grupo oftalmológico Admiravisión
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