Cartas del empresario

Estamos dejando desaparecer modistas

Talleres vacíos, tijeras que ya no cortan, manos que un día cosieron sueños y hoy esperan relevo. No son profesiones del pasado, son guardianas de un arte que hemos dejado de mirar. El 80% de los talleres artesanos no llega a la tercera generación. No porque no valgan, sino porque nadie enseñó que lo hecho a mano no solo cuesta más: vale más.

Crecí entre hilos, dedales y telas que contaban historias. Tuve la suerte de aprender de mi abuela y de mi madre, Silvia Marí, que siempre decía: “El gusto se lleva dentro, pero la técnica marca la diferencia entre un diseñador bueno y uno excelente”.

Hoy me duele ver cómo los oficios desaparecen del sistema educativo y del imaginario colectivo. Lo que se extingue no son solo profesiones, sino una forma de hablar con las manos, de decir “te cuido” con cada puntada. Aún estamos a tiempo de remendar esta historia y de enseñar a las nuevas generaciones que hay verdad y belleza en cada oficio nacido de las manos.

Júlia Mayola Marí, directora de Sílvia Marí

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