25 años del Producto del Año: así eligen los consumidores los productos más innovadores

El Producto del Año, el certamen que premia la innovación en el gran consumo, celebra su 25 aniversario en España. Este galardón, creado en 1987 en Francia por Christian Le Bret, nació como parte de una propuesta innovadora: permitir que los propios consumidores eligieran los productos más destacados, reflejando un proceso democrático similar al de unas elecciones. Desde su llegada a España de la mano de Fabrizio Selva, este premio ha crecido exponencialmente, convirtiéndose en el primer país en exportar el concepto y sentando las bases para su expansión a más de 40 países de los cinco continentes.

Desde sus inicios, el certamen ha ampliado significativamente sus horizontes. Comenzó enfocándose en innovaciones disponibles en supermercados, como alimentación, higiene, cosmética y droguería, y ahora abarca una amplia variedad de sectores, desde electrodomésticos hasta servicios, abarcando candidaturas de productos veganos, ecológicos y tecnológicos. Este año ha alcanzado un récord histórico con 52 categorías premiadas, incluyendo por segunda vez un apartado especial para productos de marca blanca, en respuesta a la creciente demanda de los consumidores por alternativas más accesibles.

El proceso de selección también ha evolucionado. Mientras que hace 25 años los hogares recibían un dossier con imágenes y descripciones para valorar los productos, actualmente se realiza el mayor estudio sobre nuevos lanzamientos del mercado en España. Más de 10.000 consumidores participan en un test online que evalúa la innovación y la intención de compra, complementado por pruebas de producto en situación real realizadas por 100 consumidores para analizar características como sabor, textura, practicidad o eficacia.

Para ser considerado Producto del Año, no basta con ser innovador: la propuesta debe estar alineada con las necesidades del mercado y tener un precio competitivo. Hoy en día, los consumidores valoran especialmente los productos que promueven la sostenibilidad, facilitan la vida diaria o contribuyen a la salud y el bienestar. A lo largo de estos 25 años, algunas de las innovaciones premiadas han sido Actimel, Coca-Cola Zero, Fructis Hydra Rizos o el aspirador Dyson V15 detect, entre otros.

El logotipo de Producto del Año es ampliamente reconocido por los consumidores y representa un aval de confianza que refuerza la diferenciación y visibilidad de las marcas en el mercado. Para grandes multinacionales, esto consolida su liderazgo, mientras que para pequeñas y medianas empresas puede suponer un impulso clave no solo para el producto galardonado, sino para toda la compañía.

En su 25 aniversario, el certamen sigue mirando al futuro. Con un evento especial celebrado ayer en Madrid, buscaba fortalecer aún más su conexión con consumidores y marcas, abriendo la puerta a nuevas categorías y adaptándose a los cambios en los hábitos de consumo. Según sus responsables, el reto de los próximos años será profundizar en el valor del logotipo y expandir aún más las posibilidades de este concepto pionero en innovación.

El Producto del Año no solo celebra un legado de éxito, sino que continúa liderando la apuesta por la confianza del consumidor como motor de innovación. Una idea visionaria que, después de un cuarto de siglo en España y 37 en el resto del mundo, sigue tan vigente como el primer día en más de 40 países en los 5 continentes. “Y es que El Producto del Año se basa en el sano principio de que las personas confían en la opinión de otras personas como ellos. Nada mejor que la recomendación de otros usuarios como nosotros para conseguir una buena elección”, concluyen.