Albert de Pineda
Arquitecto y fundador de Pinearq
Albert de Pineda es arquitecto titulado desde 1980. En 1995 fundó el despacho Pinearq, especializado en el diseño de edificios de alta complejidad como hospitales, laboratorios, residencias o universidades. A lo largo de su trayectoria ha desarrollado proyectos tanto en España como en el extranjero, con una sólida experiencia internacional en países como Alemania, Italia, diversos países de América Latina, Qatar o Arabia Saudí. Esta dimensión global ha enriquecido su manera de trabajar, permitiéndole aplicar una visión amplia y contextualizada al diseño de espacios sanitarios. Su trabajo combina la práctica profesional con la docencia, especialmente en el ámbito de la arquitectura hospitalaria.
¿Cómo empezó su especialización en arquitectura hospitalaria?
Al terminar la carrera empecé a trabajar en el Ayuntamiento de Barcelona y me destinaron al área de hospitales. Allí tuve la oportunidad de intervenir en la reforma de hospitales municipales, siendo el más significativo el Hospital del Mar. Desde 1990 hemos trabajado en su ampliación, en colaboración con el arquitecto Manel Brullet. Esa experiencia marcó mi trayectoria: podríamos decir que la vida me especializó en este tipo de proyectos.
¿Cuál es el principal reto al diseñar espacios para la salud?
Diría que el mayor desafío es hacer que los hospitales sean edificios amables para el usuario. Un hospital es un lugar de alta intensidad, con mucho movimiento y emociones fuertes. Es clave ordenar los flujos para crear entornos tranquilos, silenciosos, empáticos. Espacios donde se pueda recibir una buena o mala noticia, descansar o acompañar a un ser querido. Hay que pensar no solo en los pacientes, sino también en los acompañantes y en los profesionales que trabajan allí, a veces miles de personas. Un hospital debe funcionar como una pequeña ciudad bien organizada.
¿Qué elementos arquitectónicos tienen en cuenta para lograrlo?
Trabajamos con herramientas clásicas de la arquitectura: la luz natural, las vistas, la relación con la naturaleza, el orden espacial. La luz es esencial. No queremos hospitales que parezcan submarinos, sino lugares abiertos donde cada rincón reciba luz natural, reforzando esa sensación de vida y conexión con el exterior. Apostamos también por la integración de la naturaleza en los espacios interiores: un árbol al final de un pasillo, un patio que se abre en medio del edificio, jardines visibles desde las salas de espera.
En definitiva, incorporamos el principio de la biofilia, esa conexión innata que las personas tenemos con el mundo natural. La arquitectura hospitalaria, en particular, se beneficia enormemente de este enfoque: entendemos que los entornos que integran elementos naturales contribuyen al bienestar emocional y a la recuperación de los pacientes. Incorporamos elementos no solo aportan belleza: responden a una necesidad humana profunda de estar cerca de lo vivo, incluso en contextos clínicos.
Buscamos claridad y sencillez, que los edificios sean fáciles de entender, sin necesidad de guías en el suelo. Que uno se pueda orientar como en el Eixample de Barcelona: dos calles arriba, a la derecha... Así deberían ser los hospitales. Espacios que favorezcan la orientación intuitiva, sin estrés añadido.

Nuevo Hospital pediátrico Santobono de Nápoles
¿Cuáles son las tendencias más recientes en arquitectura hospitalaria?
La industrialización ha permitido acelerar la construcción hospitalaria, algo que se hizo muy evidente durante la pandemia. Además, hay una creciente atención a la calidad de los espacios: ya no se diseñan habitaciones genéricas, sino que se cuida la vista, la orientación, los materiales. También hay un cambio conceptual: ya no se busca solo la funcionalidad técnica, sino cómo esa funcionalidad se adapta al uso real.
Por otro lado, la tecnología se ha desarrollado mucho, pero creemos que hay que domesticarla. La entrada a un hospital, por ejemplo, debería ser una transición suave, no un corte brusco entre lo público y lo privado. Hay que crear espacios de acogida, jardines, silencios. El silencio es muy importante en un hospital, igual que la luz natural. Son factores que ayudan tanto a la curación como al bienestar.
¿Qué hospitales considera referentes en la historia de la arquitectura?
Destacaría dos. Uno es el Hospital de Paimio, de Alvar Aalto, en Finlandia. Se construyó en los años 30 como sanatorio para la tuberculosis y ha sido clave en la arquitectura hospitalaria moderna. El otro es el Hospital de Sant Pau, aquí en Barcelona, que ya introdujo el concepto de hospital-jardín, la integración con la luz natural y el entorno. Ambos siguen siendo ejemplos universales.
¿Qué errores cree que todavía se repiten en los hospitales actuales?
El principal error es seguir repitiendo esquemas rígidos: pasillos largos con puertas a los lados, sin luz ni vida. El pasillo no debe ser un corredor funcional, sino una galería donde se propicien encuentros, donde entre la luz, donde haya vistas. También hay poca luz natural en muchos edificios sanitarios. La arquitectura tiene muchos recursos para introducir luz natural incluso en lugares complejos. Hay que aprovecharlos.
¿Cómo imagina los hospitales del futuro?
Creo que serán más abiertos, más cercanos y más preventivos. Hoy solo vamos al hospital cuando estamos enfermos, pero en el futuro irá más gente para hacer revisiones, cribajes, chequeos. Pasará a ser un espacio más cotidiano. También estarán más integrados en la ciudad y tendrán una función urbana más amplia. Además, la investigación, la docencia y la asistencia estarán más conectadas. Los hospitales serán verdaderos hubs de conocimiento.
¿Considera importante involucrar a pacientes, médicos y familiares en el diseño?
Totalmente. Lo hemos hecho en el Hospital del Mar y en Sant Joan de Déu, donde preguntamos a niños, cuidadores y personal sanitario. Las aportaciones fueron fundamentales: desde la importancia de la luz natural hasta las zonas de juego en hospitales infantiles. Los planes funcionales definen bien las necesidades técnicas, pero no contemplan los espacios de estar, de espera, de comunicación. Es clave escuchar a los usuarios para diseñar también esos lugares donde se viven emociones intensas, tanto positivas como difíciles.
Más información
Web: https://pinearq.es/
Teléfono: 932 106 819
Correo electrónico: [email protected]