La historia de Shibuya comienza mucho antes de que se abriera su primer salón. Su fundador, Pako Font, creció entre tijeras y secadores: su madre era peluquera, y él empezó a ayudar en el negocio familiar con solo 13 años. Desde entonces supo que ese sería su oficio. Al mismo tiempo, otra pasión empezó a calar hondo en su interior: el manga, el anime y la cultura japonesa en general. Dos universos que parecían lejanos, pero que con los años acabarían uniéndose con naturalidad.
Tras formarse durante años y trabajar en diferentes salones, decidió dar forma a su propia visión. En 2006 abrió su primer local en el barrio del Eixample, en Barcelona, al que bautizó Shibuya, como el barrio tokiota que simboliza juventud, movimiento y estilo. El nombre no era un guiño superficial: era una declaración de intenciones. A partir de ahí comenzó a construir un proyecto con personalidad, estética definida y valores claros.

Local Shibuya en Barcelona
“Tengo cartas con 46 tonos de color fantasía diferentes para que los clientes puedan combinar”
Desde el principio, Shibuya se ha alejado de los modelos convencionales para ofrecer un tipo de peluquería distinta, basada en la especialización, la técnica y el cuidado al detalle. Los colores fantasía —azules, lilas, rosas o degradados personalizados— se convirtieron en una de las señas de identidad del salón. “Tengo cartas con 46 tonos de color fantasía diferentes para que los clientes puedan combinar. No se trata solo de tener un azul o un rosa, sino de ofrecer mil posibilidades”, explica Pako Font. Pero no se trata solo de aplicar tintes llamativos: detrás hay técnica, materiales específicos y conocimiento. Y eso se nota.
Con el tiempo, la carta de servicios se fue ampliando: extensiones, alisados, decoración de uñas… Todo manteniendo una idea muy clara: trabajar bien, con mimo, y ofrecer algo que no se encuentra en cualquier sitio. Porque detrás de cada servicio hay una filosofía que no tiene que ver solo con la estética, sino con el respeto al oficio y la mejora de las condiciones laborales del sector.

Shibuya cuenta con cartas de 46 tonos de colores fantasía
Durante años, Pako Font dirigió sus salones con empleados a su cargo, pero con el tiempo fue consciente de que ese modelo no encajaba con su forma de trabajar. En 2019 tomó una decisión clave: dejar atrás la estructura tradicional y apostar por un equipo formado por autónomos. Personas con iniciativa propia, motivadas y con la voluntad de hacer crecer el proyecto desde dentro. Para facilitar este cambio, incluso empezó a adquirir locales que luego alquilaba a sus colaboradores. Así, les ofrecía estabilidad a largo plazo y una implicación real. “Si yo soy el propietario del local, me voy a preocupar de que al profesional le vaya bien. Porque estamos en el mismo barco”, explica.
Ese compromiso también se refleja en la organización diaria de los salones. En lugar de abrir todo el día a la espera de que entre algún cliente, en Shibuya se trabaja por cita previa. Esto permite planificar mejor el tiempo, estudiar con antelación cada caso y ofrecer una atención personalizada sin tener que asumir jornadas interminables. Para quienes forman parte del equipo, supone también poder conciliar con la vida personal y trabajar de forma más sostenible. “No se trata de estar de 9 a 7 esperando. Se trata de organizar el tiempo para ofrecer un servicio de calidad y tener una vida equilibrada”, señala.
Además del cuidado técnico y la planificación, Shibuya apuesta por la formación continua. No solo entre profesionales, sino también hacia los propios clientes, a quienes se les enseña a entender mejor cómo cuidar su cabello. “Mucha gente no sabe que lavarse el pelo a diario con champú puede ser perjudicial”, explica el fundador. “Al final, el champú es un detergente. Y como pasa con una prenda de ropa, si la lavas todos los días, se estropea”.
Esa labor educativa conecta con otro de los ejes del proyecto: la dignificación del oficio. En un sector donde durante años se ha fomentado la peluquería rápida, barata y despersonalizada, Shibuya quiere demostrar que la peluquería también puede ser un trabajo técnico, artístico y profundamente profesional. Requiere años de práctica, conocimientos específicos y sensibilidad. Y debería valorarse como tal.

Shibuya cuenta con varios salones en Barcelona y Sabadell, y sigue creciendo
Shibuya continúa expandiéndose
Hoy Shibuya cuenta con varios salones en Barcelona y Sabadell, y sigue creciendo. Pero lo hace con una idea muy clara: no se trata de abrir por abrir, ni de construir una red de franquicias al uso. Pako Font busca colaboradores, no franquiciados; personas que compartan la visión, los valores y las ganas de construir algo duradero. Porque para él, un salón no es solo un negocio: es un lugar donde se trabaja con pasión, con criterio y con respeto.
Shibuya nació para proponer otra forma de hacer peluquería. Más consciente. Más profesional. Un lugar donde la creatividad tiene espacio, donde el conocimiento se transmite y donde ejercer la peluquería vuelve a significar oficio, dignidad y futuro.
Más información
Web: www.peluqueriashibuya.com
Teléfono: 670 288 891