Fatiga, insomnio, irritabilidad o incluso una ligera tristeza. La vuelta al trabajo después de las vacaciones no siempre es tan sencilla como cambiar de calendario. Lo que muchos llaman “síndrome postvacacional” no es solo una excusa popular para el mal humor de septiembre: la Sociedad Española para el Estudio de la Ansiedad y el Estrés (SEAS) estima que aproximadamente un 60 % de los trabajadores lo sufre, y otros estudios citados por expertos de Lyreco elevan esa cifra hasta el 70 %, al incluir síntomas más leves pero igualmente comunes al reincorporarse a la rutina.
“Durante años nos hemos centrado en la seguridad laboral, especialmente en nuestros almacenes”, cuenta Rafael Jaraba, responsable de Seguridad, Salud y Bienestar en Lyreco. “Pero desde hace ya bastante tiempo, el bienestar emocional se ha convertido también en una prioridad. No solo mejora el clima de la empresa: también ayuda a atraer y retener talento”. Y una de las fechas más críticas para cuidar ese bienestar es, sin duda, la vuelta de las vacaciones.

Una de las fechas más críticas para cuidar ese bienestar es, sin duda, la vuelta de las vacaciones.
El síndrome postvacacional tiene más que ver con los cambios bruscos que con el trabajo en sí. “Al igual que al inicio de las vacaciones sufrimos un pequeño parón mental, al volver nos enfrentamos al efecto contrario: pasamos de cero a cien de forma repentina”, explica Jaraba. El resultado es una combinación de síntomas físicos y emocionales: cansancio, falta de concentración, dificultad para dormir… y, sobre todo, una resistencia interna al cambio. Por eso, una de las claves está en preparar no solo las vacaciones, sino también la vuelta. “Planificar cómo vas a reincorporarte, en lugar de improvisar el lunes a las 8, puede marcar la diferencia”, apunta.
Entre los consejos que proponen desde Lyreco, uno de los más sencillos —y eficaces— es volver en mitad de la semana. “Si puedes elegir, evita reincorporarte un lunes. Si vuelves un miércoles o un jueves, tienes solo unos días para calentar motores antes del fin de semana”, sugiere Jaraba. También ayuda iniciar la jornada con tareas más sencillas y dejar las más complejas para momentos del día con más energía. Otro aliado inesperado es el teletrabajo. “Si a la vuelta te enfrentas a 300 correos sin leer, tener la opción de hacerlo desde casa puede reducir el agobio inicial”, comenta.
Rediseñar el espacio, renovar la motivación
Más allá de la planificación mental, el entorno físico también influye en cómo nos sentimos. “Pequeños cambios en el escritorio pueden ayudarte más de lo que parece”, apunta Jaraba. Desde reordenar el espacio, añadir una planta, hasta algo tan simple como estrenar una agenda. “Puede parecer una tontería, pero renovar el material de oficina o personalizar el espacio da sensación de empezar una nueva etapa, y eso motiva”.

Más allá de la planificación mental, el entorno físico también influye en cómo nos sentimos
No es casualidad que en Lyreco identifiquen un pico de ventas de agendas y material de escritorio justo en septiembre. “La gente busca esa sensación de reinicio, de hacerlo todo mejor esta vez”, comenta el equipo. “Planificar, elegir una agenda, hojearla… todo eso forma parte del ritual mental de volver con energía”.
Gestionar el cambio (y no morir en el intento)
Una de las recomendaciones más repetidas por Lyreco es aprender a priorizar. En septiembre —segundo “año nuevo” para muchos— se acumulan tareas, objetivos y compromisos. “La gestión del cambio empieza por asumir que no todo es urgente ni importante al mismo tiempo. Si todo es prioritario, nada lo es”, dice Jaraba. Definir objetivos diarios, semanales y a medio plazo ayuda a evitar el desbordamiento.
También conviene no perder de vista el ocio. “No se trata de volver al trabajo y olvidarte de todo lo demás”, recuerda. Retomar una afición, apuntarse a un curso o mantener los ratos de ocio en las primeras semanas puede suavizar la transición. “Volver no tiene por qué ser sinónimo de renuncia”.

Otra herramienta útil —y a menudo olvidada— es algo tan sencillo como hacer una pausa para tomar un café con los compañeros
Otra herramienta útil —y a menudo olvidada— es algo tan sencillo como hacer una pausa para tomar un café con los compañeros. “Esos pequeños encuentros informales ayudan a reconectar, no solo con las personas, sino con el propósito del trabajo en sí”, añade Jaraba.
Según el equipo de Lyreco, el síndrome postvacacional no se supera solo con voluntad, sino con estructura, realismo y pequeños gestos que faciliten la transición. Y ahí es donde tanto las empresas como los empleados pueden poner de su parte. “Al final, volver al trabajo no tiene por qué ser un drama. Con un poco de planificación, flexibilidad y cuidado personal, puede convertirse incluso en una oportunidad para empezar mejor”, concluye Jaraba.
Más información
Web: http://www.lyreco.es/
Teléfono: 902 10 00 16