Una idea nacida de la curiosidad de un físico español está dando forma a una nueva generación de inteligencia artificial: más rápida, más privada y mucho más económica. Su creador, Antonio Gines, doctor en física cuántica e inteligencia artificial, busca demostrar que la tecnología puede proteger al usuario sin depender de miles de servidores ni ceder datos personales. Así se creó Quantumsecurity, una compañía que ha desarrollado Omega, una plataforma de inteligencia artificial que promete búsquedas en tiempo real, sin almacenamiento de información y con un ahorro de hasta el 80% frente a los modelos actuales.
“Yo a todo lo que creo lo llamo un sueño con fecha”, resume Antonio, que explica que desde que tiene uso de razón siempre ha soñado con hacer un mundo más seguro y mejor. Su trayectoria científica y su paso por distintos laboratorios de física cuántica le llevaron a hacerse una pregunta aparentemente sencilla: ¿por qué la inteligencia artificial y la física cuántica avanzan por caminos distintos? “Solo puedo dormir 4 horas, soy así, y eso me ha permitido estudiar y trabajar 16 horas al día, además de hacerme todo tipo de preguntas”, argumenta.
Quantumsecurity es un proyecto que busca unir la física cuántica y la inteligencia artificial
De esa reflexión surgió Quantumsecurity, un proyecto que quiere unir ambos mundos para crear una IA más eficiente y, sobre todo, la más segura con tus datos y tu privacidad. Antes de Omega, la empresa desarrolló el Quantum Phone, un teléfono diseñado para mejorar el rendimiento de los dispositivos convencionales mediante la emulación de qubits, una técnica que permite aumentar la capacidad de cálculo sin depender de hardware cuántico real.
El éxito de ese experimento impulsó a Ginés a pensar más grande: si era posible llevar una emulación cuántica al bolsillo, también debía ser posible crear una IA sin servidores que acumularan datos. Así nació Omega, un proyecto que empezó como una idea teórica y que hoy cuenta con un equipo de 50 ingenieros especializados. “Nosotros no queríamos más máquinas, queríamos menos dependencia”, recuerda. “La seguridad real no está en proteger los servidores, sino en no necesitarlos”, agrega.
Nosotros no queríamos más máquinas, queríamos menos dependencia
El propósito actual se resume en tres verbos: proteger, agilizar y abaratar. Proteger porque el diseño evita que la plataforma conozca qué busca cada persona y reduce superficies de ataque: “Los servidores son inseguros; la mayoría de inteligencias artificiales no integran seguridad de base”, sostiene. Agilizar porque, según Ginés, Omega navega la red “con una precisión del 99,77%” y localiza cambios en tiempo real, descargándose el usuario el contenido si lo desea. Y abaratar porque prescindir de macro-infraestructura permitiría —dice— recortar precio “entre un 70% y un 80%” respecto a servicios de IA actuales.
En diferenciación, Quantumsecurity contrapone “IA binaria” frente a su hibridación cuántico-binaria. Subraya que no emplean qubits físicos de hardware criogénico, sino emulación algorítmica que, combinada con un único servidor de pago y dispositivos de usuario, les permitiría evitar el almacenamiento de resultados. “No somos competencia de nadie porque no hay nada igual”, asegura, aludiendo a modelos que centralizan datos en grandes nubes.
“Solo puedo dormir cuatro horas al día y eso me ha permitido estudiar y trabajar 16 horas al día”, explica Ginés
Entre los hitos internos, cita el desarrollo del plan Omega y el uso de criptografía poscuántica en el único punto centralizado. También apunta un flanco delicado: “Omega puede descifrar cifrados binarios como AES, DES o RSA en minutos; eso, en Europa, podría considerarse arma”. Lo presenta como argumento para segmentar versiones: una para usuarios, otra para empresas y otra restringida bajo jurisdicciones más permisivas.
El discurso de seguridad se completa con un alegato de privacidad operativa: ni perfiles de usuario, ni historiales, ni prompts guardados. “Muchas intrusiones se producen en servidores de terceros; si no hay datos que custodiar, se reduce el riesgo para bancos, farmacéuticas o administraciones”, defiende.
Nuestro enfoque es simple: resultados precisos, coste bajo y cero almacenamiento
“Nuestro enfoque es simple: resultados precisos, coste bajo y cero almacenamiento. La mejor capa de seguridad es no tener lo que un atacante desea”, afirma Antonio Gines, fundador de Quantumsecurity y ganador del premio Europeo de Física en 2024 en Madrid.
A corto plazo, la hoja de ruta pasa por lanzar Omega para PC a final de año con 1.000 qubits emulados —han llegado a 1.200 en laboratorio— y, después, aplicaciones para iOS y Android. En paralelo, planean desplegar tres líneas: una versión de consumo con los mismos principios de seguridad; una edición empresarial para sectores que necesiten velocidad y trazabilidad local; y una versión avanzada bajo controles específicos en Dubái.
Los casos de uso que priorizan son investigación farmacéutica y ciberseguridad. En el primer frente, confían en que la emulación cuántica acelere búsquedas. En el segundo, propone capacidades de monitorización en tiempo real y exploración de fuentes abiertas y cerradas (incluida dark web) para detección temprana de amenazas, siempre sin almacenar búsquedas de clientes ni resultados en servidores propios.
A medio plazo, la finalidad es consolidar clientes en gobiernos, finanzas, salud y defensa, al tiempo que mantienen una versión accesible para particulares “que quieran consultar con tranquilidad de privacidad”. También admiten límites: Omega —dice— no podría romper cifrados cuánticos actuales porque “pelearía contra su misma tecnología”, aunque trabaja en algoritmos para ello y observa con atención avances de China.
Lecciones de Vanguardia
“Pon fecha a tus sueños. Si no tiene, no es un proyecto, es un deseo y contrata a gente más lista que tú, que te contradiga con fundamento”.
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