Adriana Schnyder, consultora: “Las empresas que respetan la protección de datos ganan orden, transparencia y confianza”

Digitus

Digitus es una consultora especializada en protección de datos que ayuda a empresas de Europa y Latinoamérica a convertir la privacidad en un valor corporativo

Adriana Schnyder, fundadora de Digitus

Adriana Schnyder, fundadora de Digitus

A veces los grandes proyectos nacen de una pregunta sencilla: ¿entendemos realmente qué significa la protección de datos y la privacidad? Para Adriana Schnyder, fundadora de Digitus, la respuesta a estas preguntas fue el punto de partida de una aventura profesional y personal que cruza océanos y fronteras. Nacida en Costa Rica, Schnyder estudió Derecho y trabajó en consultoría legal durante años. Pero algo dentro de ella reclamaba un propósito más grande, un cambio en su vida. “En medio de todos los temas legales, la protección de datos me pareció distinta, creativa, humana y algo muy novedoso. Sentí que había mucho por construir y que era un terreno donde podía aportar de verdad y, además, me motivaba”, recuerda.

La vida la llevó a Bruselas, donde estudió Derecho Internacional y Europeo con especialización en Protección de Datos y nuevas regulaciones digitales. Fue allí donde entendió la magnitud del reto: en Europa, la protección de datos y la privacidad son ya pilares muy consolidados bajo marcos referentes a nivel internacional, mientras que en Latinoamérica aún queda mucho por desarrollar, lo que a su vez abre un mundo de oportunidades. Esa diferencia despertó en ella una misión clara: acercar la cultura de la protección de datos a más personas y empresas, desde la comprensión y el respeto por los derechos humanos.

Adriana Schnyder estudió Derecho Internacional y Europeo en Bruselas con especialización en Protección de Datos y nuevas regulaciones digitales

Adriana Schnyder estudió Derecho Internacional y Europeo en Bruselas con especialización en Protección de Datos y nuevas regulaciones digitales

Después de años de preparación y diseño, Digitus nació hace apenas cuatro meses, aunque llevaba mucho tiempo gestándose. “No quería volver a trabajar para una gran compañía. Quería crear algo que reflejara mi forma de entender el derecho: como una herramienta para empoderar a las personas y generar confianza”, explica la emprendedora.

Desde sus inicios, Digitus se ha sostenido sobre un principio: la privacidad y la protección de datos no son una obligación legal, sino una expresión de respeto hacia las personas. Esa visión humanista es el pilar del proyecto y lo que lo distingue desde el primer día.

Una gran cantidad de empresas han convertido la privacidad y la protección de datos en estrategias de marketing

Adriana Schnyder, fundadora de Digitus

Hoy, el propósito de Digitus es claro: convertir la protección de datos en un valor cultural dentro de las empresas. Ella lo resume así: “La privacidad no frena los procesos. Los ordena. Los hace más transparentes, más confiables. No se trata solo de cumplir la ley, sino de construir una relación de respeto mutuo entre empresas y personas”.

La metodología que propone Digitus parte de un enfoque práctico y pedagógico. Primero, un diagnóstico profundo: entender qué datos usa la empresa, quién accede a ellos, qué regulaciones aplican. Luego, una fase formativa para que los equipos comprendan los conceptos básicos. A partir de ahí, se diseñan políticas, procesos y estrategias adaptadas a cada organización y se asignan roles internos para que cada colaborador tenga claridad sobre sus responsabilidades en materia de privacidad y protección de datos.

Finalmente, se acompaña a las organizaciones para que sus procesos de protección de datos y privacidad maduren conforme la empresa va creciendo. “La protección de datos es como un ente vivo, se diseña y se documenta”, defiende. 

A través de Instagram, la emprendedora comparte contenido para el público general

A través de Instagram, la emprendedora comparte contenido para el público general: qué es el Reglamento Europeo, qué derechos tienen los ciudadanos o qué significa realmente una política de privacidad

“Cuando los equipos entienden que proteger datos es también proteger a las personas, algo cambia. Aparece la cultura de privacidad, ese pequeño gesto cotidiano que marca la diferencia”, comenta Adriana.

El proyecto también tiene una vertiente divulgativa. A través de Instagram, Digitus comparte contenido para el público general: qué es el Reglamento Europeo, qué derechos tienen los ciudadanos o qué significa realmente una política de privacidad. “Vivo rodeada de expertos, pero el mundo real no habla de estos temas. Hay que traducir la ley a un lenguaje humano para que cualquiera entienda que tiene poder sobre sus datos”, señala.

Esa capacidad de conectar lo técnico con lo cotidiano es lo que distingue a Digitus. Adriana no solo ofrece consultoría a empresas de Europa, Latinoamérica o Estados Unidos, sino que también impulsa un cambio cultural. “Bloquear la pantalla al levantarte, revisar un formulario antes de publicarlo, preguntar antes de usar una base de datos... Eso también es privacidad”, afirma.

Vivo rodeada de expertos, pero el mundo real no habla de estos temas. Hay que traducir la ley a un lenguaje humano

Adriana Schnyder, impulsora de Digitus

En su visión, las empresas que adoptan este enfoque ganan algo mucho más valioso que evitar sanciones: ganan reputación, confianza y credibilidad. “Las nuevas generaciones quieren trabajar y consumir en empresas con valores. Si la privacidad no forma parte de esos valores, se quedan atrás”, advierte.

Aunque el camino de la empresa es corto, su horizonte está bien definido. A corto plazo buscan consolidar su trabajo en España, ayudando especialmente a pymes que necesitan orientación práctica para cumplir con la normativa europea. A medio plazo, su meta es acompañar a empresas que quieran expandirse a nuevos mercados.

“Mi objetivo es hacer una especie de traducción legal entre sistemas normativos. Ayudar a las compañías a entender cómo adaptar sus procesos de privacidad cuando cruzan fronteras”, explica. Su formación en derecho internacional le permite trabajar como consultora estratégica, sin entrar en litigios, pero con una visión global del cumplimiento. A largo plazo, la emprendedora aspira a seguir impulsando una nueva forma de entender la privacidad y la protección de datos: como una cultura que une personas, valores y empresas responsables. “Cada vez más compañías quieren expandirse a nuevos mercados, y ahí es donde puedo aportar mi expertise para 'traducir' entre los distintos modelos regulatorios”, acaba. 

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