La inspiradora historia de Carcris, la empresa de limpieza que nació para ayudar a un hijo y hoy presta servicios integrales en toda Catalunya
Carcris
Una historia de superación y valores: la discapacidad de un familiar, motor para crear una empresa que hoy da empleo a más de 30 personas y cuenta con clientes como colegios de toda Catalunya

Cristina Casadevall, hija de los fundadores y actual responsable de la empresa junto a su marido Jose Ramón Cáceres

Desde su fundación en 1994 como un pequeño negocio de limpieza en Barcelona, Carcris Facility Services ha mantenido su esencia familiar y su fuerte compromiso social. Lo que comenzó con un objetivo tan noble como ofrecer un futuro mejor a un familiar con discapacidad, se ha convertido, tres décadas después, en una empresa consolidada que genera empleo a más de 30 personas y presta servicios en toda Catalunya, demostrando que el crecimiento sostenible y ético no solo es posible, sino también rentable.
La historia de superación de Carcris nace del corazón de una familia. Cristina Casadevall, hija de los fundadores y actual responsable de la empresa junto a su marido Jose Ramón Cáceres, recuerda con orgullo: “Mis padres fundaron la empresa en 1994. Mi padre era capitán de la Marina Mercante y pasaba mucho tiempo fuera, y mi hermano mayor, Carlos, tiene síndrome de Down. Decidieron crear Carcris —por Carlos y Cristina— con la idea de construir un futuro más estable para él y para poder estar más unidos como familia”.

Este origen marcó desde el principio el ADN de la empresa: cuidar a las personas, dentro y fuera de la organización. Y ese mismo espíritu es el que Cristina Casadevall y Jose Ramón Cáceres han reforzado desde que tomaron las riendas en 2015. Ambos venían de otros sectores, pero decidieron apostar por lo que Cristina Casadevall define como “parte de mi vida desde pequeña”.
“Nos planteamos que, en vez de dedicar nuestro tiempo y energía a empresas ajenas, por qué no reinventábamos Carcris para hacerla crecer con una visión más moderna”, añade Jose Ramón Cáceres. Y así lo hicieron: profesionalizaron procesos, implantaron un sistema ERP, desarrollaron aplicaciones móviles para empleados y clientes, y diversificaron los servicios para dar respuesta a las nuevas necesidades del mercado.

Hoy, Carcris Facility Services ofrece una amplia gama de servicios: limpieza profesional de comunidades, oficinas, comercios, final de obra, limpieza de cristales, contando con maquinaria de agua osmotizada, limpiezas puntuales de viviendas (alquiler de larga y corta estancia), limpiezas textiles, control de plagas y jardinería. Aunque la limpieza sigue siendo el núcleo del negocio, la diversificación ha permitido a la empresa aumentar su competitividad sin perder su carácter familiar.
“Nuestra filosofía se basa en la confianza, la cercanía y la transparencia”
Pero lo que verdaderamente diferencia a Carcris no es su catálogo, sino su manera de trabajar. “Nuestra filosofía se basa en la confianza, la cercanía y la transparencia”, subraya Cristina Casadevall.
Ese mismo compromiso se extiende al equipo humano. Carcris presume de tener una rotación laboral bajísima, en un sector donde esto no es habitual. “Los trabajadores saben que aquí cuentan con nosotros, que somos cercanos y flexibles. Nos sentamos a hablar si hay un problema, y procuramos conciliar siempre que sea posible”, comentan.

¿Y el futuro? Con los pies en el suelo, Cristina Casadevall y José Ramón Cáceres tienen claro que quieren seguir creciendo, pero con paso firme. “Queremos arriesgar, pero con decisión y coherencia. Crecer sí, pero de forma sólida y meditada, sin comprometer la esencia ni la calidad del servicio”, explican. En Carcris, cada paso responde a una reflexión profunda: han preferido renunciar a ciertos proyectos antes que acelerar un crecimiento que no sintieran sostenible.
“Carcris no es solo una empresa, es una forma de vivir —añaden—. Forma parte de nosotros las 24 horas del día, los siete días de la semana”. Su objetivo a largo plazo es claro: seguir generando empleo, profesionalizando el sector y, quizá algún día, dejar un legado que continúe con una tercera generación.
